Guía del usuario

La primera orientación práctica que ofrecemos al usuario para que obtenga del diccionario el máximo fruto es la de que, desde el momento en que empiece a consultarlo, no deje sin identificar ninguna de las abreviaturas y signos que vaya encontrando en su manejo. Le conviene familiarizarse con ellos lo antes posible, para lo cual el mejor medio es la consulta, cuantas veces sea preciso, de la lista Abreviaturas y signos empleados en el diccionario.

Nuestro Diccionario acoge con criterio objetivo palabras de toda clase que, suficientemente atestiguadas en nuestro material, pertenecen al uso común –activo o pasivo– del hablante medio español de nuestro tiempo. Aparte de las del dominio general, tienen aquí normal cabida voces regionales, voces extranjeras, incluso de adopción reciente; las coloquiales, las de nivel popular, las llamadas malsonantes, las del mundo marginal; y, por el otro extremo, las voces literarias, cultas, y las propias de distintas esferas del saber y de la actividad humana. Todas las de niveles o ámbitos restringidos van acompañadas de la indicación que precisa esa circunstancia. También recogemos usos de cierta difusión que, al menos por el momento, son rechazados como incorrectos o impropios por las personas cultas; los señalamos con la nota semiculto. Y damos igualmente entrada a las siglas usuales que funcionan como palabras comunes.

Palabras anticuadas

1. Cuando no tenemos constancia de la existencia de una voz en el período observado, no la incluimos, aunque esté en otros diccionarios. En unas ocasiones entendemos que no está suficientemente consolidada en la lengua; en otras, la damos por desaparecida de la circulación. De todos modos, no es fácil declarar muerta cualquier palabra pasada: nunca faltan escritores que, ya espontáneamente por su frecuentación de los clásicos, ya conscientemente por gusto personal, sacan a flote voces que todos daban como perdidas en la noche de los tiempos. Aquí no dejamos de registrar los casos literariamente atestiguados de uno y otro tipo, si bien calificándolos de raros.

2. Puede presentársenos, por otra parte, una situación intermedia: la del uso que era corriente al principio de la época estudiada y que después ha caído prácticamente en el olvido. No dejamos por ello de incluirlo, aplicándole la calificación de hoy raro (por ejemplo, ye-ye).

Palabras de realidades lejanas en el tiempo o en el espacio

1. Es importante distinguir entre palabras caídas en desuso y palabras que designan realidades de otras épocas, aunque la confusión entre unas y otras se haya dado a menudo en los diccionarios. Un vocablo del pasado está fuera de lugar en un registro del español actual, pero no el vocablo con que se nombra una cosa del pasado: el legionario romano, la filosofía estoica, la arquitectura mozárabe, un bergantín, son realidades históricas, no actuales, sin duda, pero sus denominaciones se pueden encontrar no solo en nuestros libros de historia de hoy, sino en lo que hablamos y escribimos hoy. Por ello no faltan en nuestro Diccionario, donde van señalados con la marca histórico (abreviada hist).

2. Algo parecido, no respecto al tiempo, sino al espacio, conviene advertir acerca de palabras que designan realidades ajenas al territorio español, pero que no son siempre desconocidas para los hablantes españoles: monedas, costumbres, instituciones, fauna, flora, etc. En estos casos, la circunstancia espacial es uno de los datos incluidos en la definición.

Vocabulario común activo o pasivo

Las voces que aquí se recogen son, por un lado, las que pueden considerarse de uso general en la comunidad hablante, y por otro, las que, correspondiendo primordialmente a distintos niveles socioculturales y a distintos ámbitos especiales de actividad, penetran de forma esporádica en el uso medio, a menudo solo como vocabulario pasivo (es decir: oído / leído, parcialmente comprendido, pero no empleado). Las palabras que, según nuestros materiales, nunca rebasan de hecho los estrictos límites de un grupo social o de una particular actividad no se registran en nuestro repertorio.

Ámbito geográfico limitado

Las palabras que consideramos aquí de uso general no presentan todas el mismo grado de generalidad. Las hay que solo son “generales” en determinadas áreas geográficas españolas, de muy diversa extensión. Como es muy frecuente que las fronteras de tales usos sean borrosas y mal conocidas (como lo demuestran los innumerables errores de los diccionarios en este aspecto), nos hemos limitado a señalarlos con la marca de regional (abreviada reg), sin más especificación, entendiendo el término regional en sentido estrictamente lingüístico y sin connotaciones de ningún otro tipo. Esta etiqueta no comporta ningún matiz descalificador: es tan solo la información al usuario de este libro de que se trata de formas que no se extienden por todo el dominio geográfico del español. En ocasiones se incluyen palabras de lenguas no castellanas (por ejemplo, ertzaina, del euskera, o paleta ‘albañil’, del catalán), bien porque han pasado al español común, bien porque son usuales en el español hablado en el territorio respectivo.

Niveles de comunicación

1. En otro sentido se restringe la calidad de general referida a una palabra: la situación concreta en que se expresa el hablante le induce a preferir unas u otras formas. Marcamos con la etiqueta coloquial (abreviada col) aquellos usos que corresponden a una situación de confianza o familiaridad; con la etiqueta literario (lit), los que no solo se sienten particularmente adecuados a la lengua literaria, sino los más propios de la lengua escrita que de la hablada, en especial, de la expresión voluntariamente elegante o elevada; con la etiqueta vulgar (vulg), aquellos que suelen considerarse malsonantes, de mal gusto o poco convenientes para emitirlos ante personas de cierto respeto; con la etiqueta eufemismo (euf), inversamente, las que se emplean con la intención de eludir la voz “vulgar” que el hablante tal vez piensa en ese momento pero no cree oportuno utilizar; y empleamos la calificación de infantil, para la propia de los niños pequeños, o empleada por los adultos para hablar a los niños pequeños (por ejemplo, pabú ‘automóvil’, miau ‘gato’).

2. Otro tipo de connotación, con frecuencia asociada a la anterior, es la determinada por la actitud subjetiva del hablante ante la realidad designada. A ella corresponden, por ejemplo, la antipatía o el desprecio, que señalamos con la nota despectivo (desp), y la consideración humorística o burlona (humoríst).

Vocabularios sectoriales. Nivel sociocultural. Nivel científico y técnico

1. Hay palabras, como hemos dicho, que pertenecen a sectores particulares de hablantes. Están, de una parte, los determinados por el nivel sociocultural. La marca popular (pop) señala los usos propios de ambientes de nivel cultural bajo; rural (rur), los propios de medios rurales no precisamente limitados a una zona geográfica concreta; jergal (jerg), los propios de diferentes grupos más o menos marginados o marginales, como la drogadicción, la prostitución y la delincuencia; juvenil (juv), los que se consideran más característicos de las generaciones jóvenes.

2. De otra parte están los sectores constituidos por la dedicación a determinada actividad, profesional o no, o a determinada rama del saber. En este aspecto, las marcas utilizadas, aunque algo numerosas, son de fácil interpretación. Solo una necesita aquí explicación: Especialidad (E) que aplicamos a términos que, con una misma definición, se usan en varias técnicas o ciencias, o bien que pertenecen a alguna rama a la que, por su infrecuente aparición, no hemos asignado etiqueta propia.

3. Es importante advertir que solo empleamos las etiquetas de ámbitos especiales cuando el término en cuestión pertenece primordialmente a los especialistas. Prescindimos de la etiqueta cuando el término ha pasado al dominio general, aunque solo sea al nivel culto. Así, una palabra como píloro lleva la marca Anatomía, mientras que no llevan ninguna bronquio o tendón; con Química van marcados rutenio y praseodimio, pero no aluminio ni fósforo. En algún caso, sin embargo, la marca sirve para situar al lector en el ámbito preciso para entender la definición (espiral. (Geom) ‘Línea curva que da vueltas alrededor de un punto alejándose gradualmente de él’).

4. Por último, hay usos que, dentro de los ámbitos especiales, pertenecen al nivel coloquial del lenguaje de las personas que en ellos se mueven. Para ellos tenemos la marca argot seguida del ámbito en cuestión; así, mates ‘matemáticas’ (argot Enseñ), abuelo ‘soldado al que le quedan menos de seis meses para licenciarse’ (argot Mil), tarugo ‘comisión pagada por un laboratorio farmacéutico por recetar sus productos’ (argot Med). También algunos de estos usos han pasado a la circulación común (chusquero, penene), y entonces se omite la nota de especialidad.

El caso de los nombres propios y de sus derivados

1. Quedan fuera del léxico, objeto específico de los diccionarios, los nombres propios: designaciones fijas de personas o de cosas individuales y concretas a las que por medio de aquellas se trata de distinguir entre los demás entes de su especie. Los nombres propios tienen su lugar en las enciclopedias y diccionarios enciclopédicos. El puro diccionario solamente recoge nombres propios cuando están lexicalizados (convertidos en comunes: cid, lazarillo; o integrados en locuciones: blanco de España, por los clavos de Cristo, ir en el coche de san Fernando).

2. En cuanto a las marcas comerciales, nuestro Diccionario incluye las que a menudo se usan lexicalizadas, con un valor genérico o figurado que no es el suyo propio (por ejemplo, túrmix, michelín); en estos casos las citamos con la advertencia ®.

3. Aunque es práctica común en los diccionarios recoger muy contados gentilicios, aquí no hemos dejado de registrar cuantos adjetivos formados sobre nombres de regiones y ciudades españolas, y algunas no españolas –aparte de los “grandes gentilicios” de continentes y países–, hallamos confirmados en nuestros materiales.

4. Hemos renunciado, en cambio, a dar acogida a los innumerables adjetivos y nombres creados sobre nombres propios de personas por medio de los sufijos -(i)ano e -ista, prácticamente infinitos, pero muy circunstanciales en numerosos casos, para referirse a escritores, artistas, pensadores, científicos y, sobre todo, a políticos. Nuestra norma ha sido limitar el registro a los derivados de evidente importancia en el uso o que llevan connotaciones de relieve.

El caso de los adverbios en -mente

Es norma frecuente en los diccionarios españoles la exclusión, salvo en casos especiales, de los adverbios en -mente, por considerar que, al menos en potencia, son tantos como los adjetivos sobre los que se forman, y que su significado casi siempre emana directamente de los mismos adjetivos. Pero el hecho es que el uso consagra unos y desecha otros. Se dice, por ejemplo, serenamente y claramente, pero no *borrachamente y *amarillamente (aunque cualquiera “podría” decirlo). En este Diccionario se incluyen todos los adverbios de esta clase cuya circulación real ha quedado comprobada, tanto si su significado está ya en el adjetivo primitivo, como si han desarrollado otros.

Tipos de entradas

1. Las entradas del Diccionario son de dos tipos: artículos, en que al encabezamiento en negrita sigue toda la información relativa a la unidad léxica que lo constituye, y remisiones, en que el encabezamiento va seguido de una flecha que envía al lector a otra entrada.

2. En general, cada artículo está dedicado a una unidad léxica simple, es decir, a una palabra (entendiendo por tal la palabra gráfica, o conjunto de letras que en la escritura aparece entre dos blancos).

3. Las unidades léxicas compuestas, o locuciones, constituidas por varias palabras, quedan explicadas dentro de la entrada correspondiente a una de esas palabras. En general, una locución se explica en la entrada correspondiente al primer nombre que figura en ella, o, en su defecto, al primer verbo, o, en defecto de los dos, al primer adjetivo (por ej., cueva de ladrones, en cueva; no tener abuela, en abuelo). Sin embargo, cuando uno de los componentes de la locución aparece en ella con un sentido que no es el suyo habitual, la explicación está en la entrada correspondiente a esa palabra (por ej., aceite de vitriolo, en vitriolo). Lo mismo vale para las fórmulas oracionales, de las que tratamos en la siguiente sección Estructura de los artículos. Procuramos orientar al lector, por medio de remisiones, en la localización de la entrada donde ha de encontrar la locución que le interesa (por ej., en aceite hay una referencia: aceite de vitrioloVITRIOLO.

4. Las locuciones en lengua extranjera adoptadas por el uso español se insertan íntegras en el lugar alfabético que les correspondería si se escribiesen como una sola palabra. Tal es el caso, por ejemplo, de conditio sine qua non, que se sitúa entre las entradas condiscípulo y condolencia.

Elementos prefijos

Hay otros artículos que no corresponden a palabras ni a locuciones, sino a elementos prefijos. Entendemos por elemento prefijo (pref) tanto los prefijos propiamente dichos, elementos léxicos carentes de existencia independiente y que solo aparecen como miembros iniciales de palabras (por ejemplo, pre-, des-, in-), como las palabras independientes adaptadas o cambiadas formalmente para funcionar como prefijos (por ejemplo, aero-, hidro-, euro-). Hemos concedido entrada solamente a aquellos que hoy son productivos en nuestro léxico, al intervenir, combinándose con alguna palabra viva del idioma, en la creación espontánea de nuevas palabras, las cuales son útiles en esa ocasión y de comprensión fácil conociendo el valor de los componentes, pero que no consta que hayan acreditado aún –y quizá nunca lo hagan– su estabilidad dentro de la lengua. Así, en la entrada de un prefijo ofrecemos una información sobre su significado, seguida de una selección de citas con ejemplos de voces compuestas sobre ese elemento prefijo: voces que no se definen –lo cual en este caso no es necesario– y que se aducen exclusivamente como demostración de la capacidad de creación de dicho elemento. Por ejemplo, el prefijo super- se incluye en el Diccionario tan solo por su faceta creadora en la forja ocasional de palabras no estabilizadas (superarma, supercomedia...). Lo mismo ocurre con aero- (aerocalentador, aerocomercial...). Naturalmente, las formaciones basadas en un elemento prefijo así estudiado que ya han probado algún arraigo dentro del idioma son objeto de entradas propias (superciliar, superabundante, aeromodelismo, aeronaval, etc.).

Palabras de forma igual: unión o separación de entradas

1. La disyuntiva entre la separación, en entradas distintas, de formas iguales (homonimia) o la reunión de esas formas como acepciones de una misma entrada (polisemia) se suele resolver en los diccionarios atendiendo a un criterio histórico: una misma o distinta etimología deciden respectivamente la unidad o la diversidad de entradas. Este método no tiene aplicación en nuestro Diccionario, que, al ser sincrónico, no atiende a la dimensión histórica de las palabras estudiadas.

2. El criterio aquí seguido ha sido el de considerar dentro de una misma entrada todas las formas iguales a las que une entre sí un mismo punto de partida semántico. En cambio, tratamos en entradas diferentes las palabras en que, pese a su identidad formal, no se tiene conciencia de una relación semántica (con independencia de que históricamente haya existido tal relación). Por eso aparecen separados gentil1agraciado’ y gentil2pagano’, a pesar de tener una misma etimología (igual que se separan voces de origen distinto, como ganga1 ‘cosa conveniente que se consigue sin esfuerzo’ y ganga2 ‘materia inservible en un mineral’). Como se ve por estos ejemplos, marcamos los homónimos con exponentes que facilitan las referencias entre artículos.

3. El principio general de reunir en una misma entrada todas las formas iguales que están relacionadas semánticamente tiene la salvedad de aquellas palabras que, aun existiendo entre ellas afinidad semántica, pertenecen a categorías gramaticales dispares, como es el caso de conciliar1, verbo, y conciliar2, adjetivo.

4. No existe tal disparidad –y por tanto establecemos una sola entrada– cuando la diferente categoría gramatical es resultante del fenómeno sintáctico llamado traslación o transposición: el caso del nombre que pasa a la función de adjetivo, o viceversa (por ejemplo, cerdo, gigante, sabio), o el del adjetivo que pasa a la función de adverbio (por ejemplo, idea genial, pasarlo genial). De igual modo tratamos las sustantivaciones –realizadas por medio de determinantes– de pronombres, adverbios e interjecciones: (el yo, el , un ay).

Infinitivos-nombres

1. El caso del infinitivo, en el verbo, es algo más complejo: sin dejar de ser una forma del verbo, la que este asume para funcionar como sustantivo, este funcionamiento le permite aparecer no solo con preposición, sino con artículo el (antes de llegar; al empezar). Tal comportamiento es una de las posibilidades naturales que la flexión verbal encierra, y, por tanto, el infinitivo debe quedar dentro de la entrada del verbo.

2. Pero en algunos casos ocurre que el carácter sustantivo se ha estabilizado: signos externos de esta lexicalización son el acompañamiento normal de un determinante, la frecuencia de adjetivos adjuntos y la adquisición del rasgo morfológico del número, notas las tres propias de los nombres (por ejemplo, los plenos poderes, los limpios amaneceres, los saberes humanos). En estos casos dedicamos, fuera del verbo, una entrada aparte al infinitivo-nombre.

Participios-adjetivos

1. Los participios, como formas pertenecientes a la flexión del verbo, tienen dos funciones: una, la de cooperar con el auxiliar haber en la formación de los llamados tiempos compuestos (he matriculado, habían abierto, etc.); otra, la de trasladar el verbo al papel de adjetivo (la chica matriculada, las ventanas abiertas). Estos dos empleos básicos del participio son tan obvios que ni siquiera se mencionan en las entradas de los verbos respectivos. El participio en función de adjetivo puede sustantivarse, como cualquier adjetivo normal, referido a nombres de persona: el hombre ajusticiado, los ajusticiados. En tales casos, este Diccionario se limita a añadir a la acepción verbal una nota: Frecuentemente en participio sustantivado.

2. Pero también el participio-adjetivo, al igual que los adjetivos normales, puede desarrollar acepciones secundarias. Entonces le dedicamos una entrada propia como adjetivo, en la cual la primera acepción es una remisión a la forma participio del verbo correspondiente; las siguientes son verdaderos adjetivos, o, por traslación o transposición, pueden pertenecer ya a la categoría de nombres.
descubierto -ta I adj 1 partDESCUBRIR
2 Que no está cubierto u oculto. [...]
II m 6 Importe de una deuda o gasto que excede a las disponibilidades del deudor.

Falsos participios

Hay también nombres que presentan las terminaciones propias de participio, pero que no han nacido por traslación de ningún participio, y que, al coincidir en su forma con uno de ellos, figuran indebidamente en muchos diccionarios bajo la entrada de este. Son nombres formados con los sufijos -ado, -ada, -ido, -ida, sufijos que no denotan, como los de los participios, la noción primaria de ‘que ha sufrido la acción’, sino que denotan en sus formaciones sentido abstracto o colectivo: nociones primarias (con otras derivadas) por entero ajenas al participio. Ciertamente, algunos de estos nombres tienen la misma forma de un participio existente: planchado ‘acción de planchar’, gemido ‘acción de gemir’, llegada ‘acción de llegar’, salida ‘acción de salir’, certificado ‘certificación’, alumbrado ‘iluminación’... Pero hay muchos otros nombres en -ado, -ada, o -ido, -ida, en los que no hay correspondencia formal con ningún verbo: alumnado, principado, secretariado, consulado, embajada, resoplido, etc. (no existen verbos tales como *alumnar, *principar, *embajar, *resoplir…). Tratamos, pues, todos aquellos nombres (tipo certificado, gemido, etc.) como meros homónimos de participios y por tanto los estudiamos con entrada propia.

Nombres de seres animados

Reunimos en una misma entrada –cosa que no siempre se hace en otros diccionarios– las formas masculina y femenina de los nombres de seres animados: ministro ministra, gato gata; incluso en aquellos casos en que el femenino está formado con un sufijo especial: actor actriz, poeta poetisa, gallo gallina, rey reina, emperador emperatriz, príncipe princesa. Pero, naturalmente, esta norma no tiene aplicación en casos de lexema distinto para cada género (heterónimos), como caballo / yegua, padre / madre.

Nombres y adjetivos de actividades y ramas del saber

Otra práctica habitual en los diccionarios es tratar el adjetivo y nombre (masculino y femenino) referidos a actividades, técnicas, estudios o ciencias y a las personas que los cultivan en entrada separada del nombre femenino que designa la propia ciencia, técnica o actividad o el objeto de la misma. Esta separación es indiscutible, por supuesto, cuando hay diferencia de lexema o de sufijo (por ejemplo, ciencia / científico, acrobacia / acróbata / acrobático; etc.). Pero no parece tan clara la necesidad de dar entradas aparte a poética ‘arte o teoría de la poesía’ y poético -ca ‘de la poesía’; o a física ‘ciencia’, físico -ca ‘de la física’ y físico -ca ‘persona que se dedica a la física’. En todos los casos de esta índole nuestro Diccionario agrupa estas palabras bajo una misma entrada (poético -ca y físico -ca, en los casos citados).

Lema

1. El artículo está constituido siempre por el lema, que es la voz objeto de tratamiento, y la información acerca de esa voz. El lema, siempre destacado en negrita, suele ser una sola unidad gráfica (sendero, ayer, en). Pero, cuando se trata de un nombre, adjetivo o pronombre que tiene formas distintas para el masculino y el femenino, se indican las dos, reduciendo esta última a su terminación (por ej., santo -ta, señor -ra, aquel -lla). Si se trata de una locución tomada de lengua extranjera, el lema lo forma toda la locución (por ej., dolce vita).

Informaciones ocasionales relativas al lema

A veces sigue inmediatamente al lema, entre paréntesis, alguna información relativa al mismo, generalmente de carácter morfológico, fonológico u ortográfico, o sobre otros aspectos relativos a la procedencia de la expresión estudiada.

1. Se indican en ese paréntesis las advertencias sobre la pronunciación normal de algunas voces, y las variantes prosódicas y ortográficas que tienen aceptación en el uso general. Asimismo, los casos especiales en que una variante léxica es tratada habitualmente como una mera variante ortográfica. Otras indicaciones se refieren a formaciones anómalas de plural, a doble opción en la formación del femenino, a posible empleo de inicial mayúscula. Ejemplos:


desde (con pronunc átona)
exégeta (tb exegeta)
galaicoportugués (tb con la grafía galaico-portugués)
eccehomo (tb con la grafía Ecce Homo)
sustancia (tb, raro, substancia).
galop (pl normal, GALOPS)
reforma (normalmente con mayúscula en acep 2)
fregador -ra (tb f fregatriz, humoríst, referido a pers)

2. Algunos verbos regulares en -ar llevan la necesaria indicación de su tipo de acentuación (cambio / desvío, averiguo / actúo, etc.); y todos los irregulares, la de su particular conjugación, por medio de números que remiten al apéndice Conjugación de los verbos. En unos pocos verbos puede darse alguna advertencia sobre la infrecuencia de algunas de sus formas.

descarriar (conjug 1c)
asir (conjug 39)
desvaír (normalmente solo usado en infin, presente (DESVAE) y pret imperf (DESVAÍA)

3. Las siglas lexicalizadas llevan en el paréntesis la constancia de su naturaleza y, cuando es necesario, su pronunciación habitual.

ATS (sigla; pronunc, /á-té-ése/)

4. Las marcas registradas llevan la indicación ® y, cuando es necesario, se indican en el paréntesis sus variantes gráficas o su plural.

licra (frec con la grafía lycra; Lycra®)
chupa-chup (tb chupa-chups y con las grafías chupachup o chupachups; pl normal, CHUPA-CHUPS o CHUPACHUPS; Chupa Chups®)

5. Cuando la palabra está tomada de otra lengua, el paréntesis indica la lengua de origen, o la que ha servido de puente (o las dos); la pronunciación o pronunciaciones corrientes entre los españoles (que no suelen coincidir con la originariamente correcta), y la forma del plural, si es que esta no coincide con el sistema español. En ocasiones se incluye también, impresa en negrita, alguna grafía alternativa. La pronunciación se indica entre dos barras oblicuas, utilizando el sistema de transcripción fonológica que se detalla al final de estos preliminares.

juke-box (ing; pronunc corriente, /yúk-boks/; pl normal, invar)
slalom (nor-ing; pronunc corriente, /eslálom/; pl normal, SLALOMS)

Contenido del artículo. Acepciones y subacepciones

1. Acepciones. El contenido del artículo está constituido por la exposición del significado de la palabra, o de la serie de sentidos (acepciones) con que esta se presenta en el uso de la lengua. En este Diccionario, las acepciones se exponen en párrafos independientes con una numeración única del principio al fin del artículo. Si hay una sola acepción, no se emplea ningún número.

2. Subacepciones. A veces la acepción va seguida de la exposición de uno o varios sentidos que, sin separarse marcadamente del presentado, se especializan en algún matiz, aspecto o dirección particular. Estos sentidos secundarios, subacepciones, se señalan por medio de una letra minúscula con cierre de paréntesis, en negrita, a partir de la b y van en párrafo ligeramente metido respecto a su acepción.

refugio m 1 Protección o amparo. […]
2 Lugar apropiado para servir de protección. […]
b) Zona de la calzada reservada a los peatones y protegida del tráfico. […]
c) Construcción de montaña destinada a servir de alojamiento a caminantes o excursionistas. […]

3. Subacepciones de "voz media". Un tipo especial de subacepción se presenta en muchos verbos: la dedicada a la construcción pronominal que las gramáticas llaman "voz media" –ejemplos: El nadador se ha ahogado; El puente se ha hundido–, construcción que, a pesar de su apariencia, no ha de confundirse con la de sentido reflexivo (El asesino se ahorcó ‘ejecutó la acción sobre sí mismo’), ni con la construcción pasiva con se (Se vendieron las tierras ‘las tierras fueron vendidas’), ni con la impersonal con se (Se respeta a los mayores ‘la gente respeta a los mayores’). Con la voz media se afirma que al sujeto ‘le ocurre’ la acción del verbo, no que la hace él, ni por otra parte se indica quién la ejecuta. Estas subacepciones van integradas en una acepción transitiva y con la marca de pronominal (pr).

malear tr Hacer malo o pervertir [a alguien]. || Mihura Ninette 71: Ese amigo tuyo quiere malearte. […]
c) pr Hacerse malo. || Gambra Filosofía 228: Es precisamente en la convivencia social donde [el hombre] se corrompe y malea.

Distribución de las acepciones. Grupos (números romanos: I, II)

La explicación del contenido de la palabra no se agota en su definición. Las palabras son unidades cuya vida se desarrolla siempre en un contexto, en la relación con otras palabras con las cuales construye unidades superiores que son los mensajes. La presentación cabal del contenido de una palabra debe comprender, por tanto, junto a la declaración de su significado, las condiciones que la lengua le impone para su utilización en los mensajes. Es decir, la información relativa a su funcionamiento dentro de las estructuras gramaticales de la lengua.

1. Las acepciones de la unidad léxica estudiada se distribuyen dentro del artículo en grupos primarios atendiendo a las diferentes categorías sintácticas en que esa unidad se inscribe según su funcionamiento. Las categorías son las tradicionales “clases de palabras”: nombre, pronombre, adjetivo, artículo, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección. Es importante señalar que una determinada palabra, perteneciente básicamente a una categoría, puede constituir combinaciones estables con otras palabras, formando unidades complejas que le permiten situarse en categorías distintas de la suya básica. A estas unidades complejas las llamamos locuciones, y por su funcionamiento las equiparamos a las categorías (locución nominal, adjetiva, verbal, conjuntiva...).

2. Así pues, con arreglo a la categoría, las acepciones de una palabra se estructuran en grupos generales, que distinguimos con números romanos en negrita. (Advertimos que, para simplificar las marcas, en lugar de “nombre masculino”, “nombre femenino”, indicamos solamente el género: m, f; y que en lugar de “verbo transitivo”, “verbo intransitivo”, nos limitamos a la indicación tr, intr.)

gabinete I m 1 Sala […]
2 Oficina […]
3 Equipo ministerial […]
4 (hoy raro) Habitación más pequeña […]
5 (hist) Habitación contigua [...]
II loc adj 6 de gabinete. [Trabajo] que se realiza dentro de una oficina o despacho. Se opone a DE CAMPO


gaceta 1 I f 1 Periódico.[...]
II loc v 3 mentir más que la gaceta. (hoy raro) Mentir mucho.[...]


dado1 -da I adj 1 part DAR. [...]
II loc v 5 ir dado (col) Tener [alguien] pocas posibilidades o ninguna de salir con éxito.[...]
III loc conj 6 dado que Puesto que. [...]

Las locuciones dentro de los grupos

1. Según hemos dicho, los grupos en que se reparten las acepciones están establecidos con arreglo a un criterio sintáctico (funciones de nombre, adjetivo, verbo, etc.). Como las locuciones son combinaciones de palabras dotadas de las mismas funciones sintácticas que las de las palabras simples (locución nominal, locución adjetiva, locución verbal, etc.), no formamos con ellas grupos aparte, sino que las incluimos, sin marca especial, en el grupo que lleva la marca de categoría de la palabra simple. Por ej., en la entrada echar, que corresponde a la categoría verbo, se integran también, sin advertencia especial y como acepciones normales, las locuciones verbales echar abajo, echar a perder, echar a rodar, echar de menos, echar de ver.

2. Solo si, en la entrada, una categoría determinada está representada exclusivamente por locuciones, se hace constar precisamente esa marca. Así se ve en los ejemplos citados en el apartado anterior: en gabinete, la categoría adjetivo la ostenta una locución adjetiva (de gabinete); en gaceta, la categoría verbo está representada por una locución verbal (mentir más que la gaceta); en dado, la categoría conjunción está representada por una locución conjuntiva (dado que).

Las “fórmulas oracionales”

1. Dentro del grupo que lleva la marca verbo (o la marca locución verbal) incluimos como acepciones ciertas combinaciones que denominamos fórmulas oracionales. Esta denominación solo aparece explícita si la etiqueta no es simplemente de verbo, sino de locución; la etiqueta en este caso es loc v y fórm or.

abuelo -la [...] II loc v y fórm or 9 cuéntaselo a tu abuela. (col) Fórmula con que se expresa incredulidad burlona ante algo dicho por otro. […]
10 no tener, o no necesitar abuela.(col) Alabarse a sí mismo en exceso

2. La diferencia básica entre la locución verbal y la fórmula oracional está en que, en la primera, el verbo que forma parte de ella es susceptible de flexión. En el ejemplo, la locución verbal no tener, o no necesitar, abuela puede enunciarse, en el habla, en formas como “esa chica no necesitaba abuela”, “hay muchos escritores que no tienen abuela”, etc. En cambio, en la fórmula oracional, aunque no siempre es fija, la acción verbal tiene una movilidad, cuando la tiene, dentro de límites estrechos. En nuestro ejemplo, la fórmula cuéntaselo a tu abuela prácticamente solo es susceptible de transformaciones elementales como la de la persona del interlocutor (“cuénteselo usted a su abuela”), la forma del mandato (“eso se lo contáis a vuestra abuela”) o el estilo indirecto (“le dije que se lo contara a su abuela”).

3. Las fórmulas oracionales se caracterizan en general porque constituyen oraciones independientes y completas. En la entrada ver encontramos, por ejemplo, aquí te quiero ver, ¿cómo lo ves?, quién te ha visto y quién te ve, si te he visto no me acuerdo. Pero muchas pueden igualmente ampliarse con complementos o incluso articularse en unidades más amplias: allá veas, a ver, a ver si no, no veas, para que veas, tú verás, vamos a ver, ¿lo ves? E incluso no faltan casos en que la fórmula no puede usarse como autónoma: que no vea yo (enfatizando una prohibición) reclama, seguida, una proposición sustantiva. Dentro de la misma entrada es claro el contraste entre todas estas fórmulas y las locuciones verbales echar de ver, estar por ver, estar muy visto, no haberlas visto más gordas, vérselas (con), vérselas y deseárselas, etc.

4. Pero la fórmula oracional no está constituida necesariamente con un verbo explícito como centro. Aunque en forma más esporádica, pueden existir con verbo implícito: al demonio (con), buena gana, las ganas, ni ganas.

Subgrupos (letras A, B)

En algunas categorías establecemos subgrupos, marcados con letra mayúscula negrita, respondiendo a grandes alternativas sintácticas que determinan cambios en el sentido.

1. En los nombres con capacidad de funcionar con determinantes masculinos en una serie de sentidos y con determinantes femeninos en otros, e incluso con ambos en otra serie, formamos diferentes subgrupos atendiendo a esta realidad.

gaita I n A f 1 Instrumento popular [...]
2 Dulzaina [...]
B m y f 6 (col) Pers. muy delicada o latosa. [...]

2. Si el nombre es de dos terminaciones, la marca m ha de entenderse referida a la primera forma; f, a la segunda, y m y f, a las dos.
abuelo -la I n A m y f 1 Padre o madre del padre o de la madre [de una pers.]. […]

2 (pop) Pers. anciana. […]
B m 3 En pl: Conjunto formado por el abuelo y la abuela [1]. […]
4 (lit) En pl: Antepasados.
5 Mechón corto de la nuca, en el nacimiento del pelo. Normalmente en pl. […]
6 (argot Mil) Soldado al que le quedan menos de seis meses para licenciarse. […]
7 el abuelo. (col) En la lotería de cartones: El número noventa. […]

3. En muchos verbos, la capacidad de funcionar como transitivo o como intransitivo (o bien, en algún caso, como copulativo o como intransitivo) también determina la formación de subgrupos.

padecer (conjug 11) A tr 1 Experimentar [un daño o dolor, físico o moral]. […]
b) Tener [una enfermedad]. […]
B intr 2 Sufrir (sentir dolor, físico o moral). […]
b) Preocuparse. […]

patear1 A tr 1 Golpear [algo o a alguien] con los pies o las patas. […]
B intr 6 Agitar las piernas o las patas. […]

4. Más raramente, otras clases de palabras agrupan sus acepciones de acuerdo con sus propias alternativas sintácticas:

cuanto […] II pron A relat 3 Con antecedente m o f: Todo el que. […]
B no relat 4 En m: Cantidad, gralm. de dinero, que no se quiere o no se puede precisar. Usado como alternativa o variación frente a TANTO.

Subdivisión del subgrupo (marcas a, b)

Existe también la posibilidad de que uno de estos subgrupos precise a su vez de una subdivisión, como es el caso de que un verbo, en su función transitiva o en la intransitiva, tenga acepciones en forma normal (no pronominal) o en forma pronominal: “una rama que desbordaba de un jardín” / “un río que se desbordó”. Para esta subdivisión empleamos la marca a, b.

desbordar A tr 1 Sobrepasar [algo] los bordes [de un cauce o de un recipiente (cd)] […]
B intr a normal 4 Salirse [algo de aquello que lo contiene] por sobrepasar sus bordes. […]
5 Estar lleno [de algo] hasta rebosar por los bordes. […]
6 Sobrepasar [algo, esp. la alegría o el entusiasmo] los límites de lo normal o moderado. […]
b pr 7 Salirse de su cauce [un río u otra corriente de agua]. […]

Otro caso es el de una preposición como de:
de1(con pronunc átona) prep a con diversas denotaciones 1 Introduce un compl que designa el poseedor. […]
2 Introduce un compl que designa la pers o cosa con la que tiene relación o vinculación la mencionada. […]
b con funciones puramente gramaticales 21 Introduce el término de referencia de una expr de cantidad o medida, con MÁS, MENOS, MAYOR, MENOR. […]

Partes de la acepción

La acepción consta de dos partes: definición y cita, separadas entre sí. He aquí el ejemplo más sencillo, en un artículo de una sola acepción:

deleitoso -sa adj (lit) Que causa deleite. Cossío Montaña 133: Brevísimo el terreno que enmarca y rodea, que acaso algún día fuera parco y deleitoso jardín y hoy es erial cubierto de grosera vegetación.

La acepción con sublema

En las acepciones que no corresponden simplemente a la palabra del lema, sino a una locución de la que es parte esa palabra, la definición va precedida de la forma de la locución, destacada en negrita. Esto es un sublema.

gaceta1 I f 1 Periódico. […]
II loc v 3 mentir más que la gaceta. (hoy raro) Mentir mucho. […]

dado1 -da I adj 1 partDAR. […]
II loc v 5 ir dado. (col) Tener [alguien] pocas posibilidades o ninguna de salir con éxito. […]
III loc conj 6 dado que. Puesto que. […]

La definición y sus límites

1. La definición, enunciado que expone el contenido de la voz, tiene caracteres muy distintos según pertenezca a un diccionario general (o "diccionario de lengua") o a una enciclopedia (o a un diccionario especial de cualquier actividad o de cualquier rama del saber). Los diccionarios generales tienen por misión informar sobre las palabras; las enciclopedias y los diccionarios técnicos tienen por misión informar sobre las cosas. Es cierto que las palabras del diccionario general designan cosas, y que las cosas de la enciclopedia se designan con palabras. Pero la aparente coincidencia no es más que una intersección: las palabras con que la enciclopedia ordena la realidad del mundo son básicamente nombres, mientras que las palabras con que el diccionario ordena la realidad de la lengua son, además de nombres, todas las demás clases de palabras.

2. Es, pues, fundamentalmente en los nombres, en la definición de determinados nombres, donde al diccionario le toca mantenerse en unos límites que no le permitan invadir sin necesidad terrenos que corresponden a otros. En esta obra, las definiciones de voces designadoras de realidades que son o pueden ser objeto de estudio por parte de especialistas, o las definiciones de tecnicismos, no están redactadas precisamente para servir a los especialistas o a los técnicos, sino a los hablantes comunes. Para estos lo importante es encontrar una definición suficiente, no exhaustiva. Al ciudadano corriente le basta saber qué clase de animal es el designado por el nombre A y qué rasgos lo diferencian en algo entre los de su clase, a fin de no confundirlo con el animal B o con el C. O qué significa el nombre H designador de determinada sustancia, de la cual, al definir la palabra, damos las notas empíricas o intuitivas suficientes para que no se confunda con otras sustancias afines. A veces incluimos algún detalle técnico, como es el nombre zoológico o botánico en todas las entradas de animales y plantas; lo hacemos con el fin de ofrecer un dato adicional de contraste que puede ser útil para quien desee buscar una identificación más precisa fuera del diccionario. Esos nombres científicos, que pertenecen al lenguaje científico internacional, pero no a la lengua española, y que por tanto no son explicados en el diccionario, son precisamente una señal indicadora de cómo es necesario salir de este para quien esté interesado en encontrar la definición científica.

La definición englobadora

La meta que nos hemos propuesto al redactar nuestras definiciones, la de servir al hablante común, nos ha llevado a simplificar la definición de numerosos nombres de animales y de plantas que, con distintos adjetivos o complementos, designan especies distintas de la designada con el simple nombre. Los diccionarios generales se enfrentan a estas proliferaciones de varias maneras, desde la de prestar atención al mayor número posible de esas variedades, quizá muy por encima de los intereses del lector normal, hasta la de omitirlas todas, lo que lleva consigo cierta pérdida de información. Nosotros, en estos casos, que se dan en abundancia en el léxico, hemos optado en general por dar la definición, lo más llana posible, del nombre simple, y a continuación presentar un breve catálogo de variedades (no necesariamente del mismo género) designadas con “nombre + adjetivo o complemento”, identificadas simplemente con el nombre científico respectivo.

lagarto […] m Reptil saurio terrestre de cabeza ovalada, boca grande con muchos dientes, cuerpo prolongado y casi cilíndrico y cola larga y cónica (gén. Lacerta y otros). Diversas especies se distinguen por medio de adjs o compls: lagarto verde (Lacerta viridis), lagarto ocelado (L. lepida), lagarto estrellado (Agama stellio), lagarto canarión (Galliota simonyi sthelini), etc.

La definición sinonímica y el contorno

1. La definición es en general un enunciado, de una o varias palabras, equivalente a la palabra estudiada, de tal modo que prácticamente –salvo, si acaso, transformaciones elementales– se podría sustituir la una por la otra en un contexto (definición sinonímica). Es lo que se puede comprobar en un ejemplo presentado más arriba:

deleitoso -sa adj (lit) Que causa deleite.
Cossío Montaña 133: Brevísimo el terreno que enmarca y rodea, que acaso algún día fuera parco y deleitoso jardín y hoy es erial cubierto de grosera vegetación.

Aplicando a la cita la definición, tendremos deleitoso jardín = ‘jardín que causa deleite’ (o, con transformación adecuada al tiempo de la frase, ‘jardín que causaba deleite’).
En este Diccionario se procura seguir, con más rigor del habitual en los tradicionales, un modelo de definición sinonímica que puede dar lugar a esquemas definidores algo novedosos, pero que son de interpretación perfectamente inteligible.

2. En muchos diccionarios suele ocurrir que la definición no responda a la condición de poder sustituir en un contexto a la palabra definida. Así, una definición como esta de una acepción transitiva del verbo legar: “Dejar una persona a otra alguna manda en su testamento o codicilo” no sería intercambiable con el verbo en cuestión en una frase corriente como En su testamento, la duquesa legó todas sus propiedades a la Cruz Roja; pues resultaría: “En su testamento, la duquesa ‘dejó una persona a otra alguna manda en su testamento o codicilo todas sus propiedades’ a la Cruz Roja”. En este imposible enunciado sobran “una persona” (que sería el sujeto, pero ya hay un sujeto la duquesa); “a otra” (que sería el complemento indirecto, pero ya tenemos en la frase a la Cruz Roja); “alguna manda” (que sería el complemento directo, pero en la frase ya lo es todas sus propiedades), y “en su testamento o codicilo” (que sería complemento adverbial, pero en la frase ya está el complemento adverbial en su testamento). Es decir, de cinco elementos sintácticos que configuran esa definición de legar, solo uno, el verbo, “dejar” (transformado en “dejó”), es verdadero definidor. Todos los demás elementos (sujeto y complementos) no forman parte del contenido de la palabra definida, sino del contexto real en que esa palabra se usa. No es que sean inútiles esos elementos; es que están confusamente insertados en la definición.

3. El método que hemos seguido aquí no prescinde de la mención de tales elementos en la fórmula definidora; pero los presenta como lo que son, elementos habituales (en los enunciados del habla) del contorno de la palabra definida, y no como parte sustancial del contenido de esa palabra. Para ello los escribimos entre corchetes, indicando, cuando es preciso, la función que a cada uno corresponde en los enunciados vivos (sujeto, complemento directo, complemento con la preposición en, etc.).

abdicar A tr 1 Traspasar [un soberano (suj) su reino, el trono o la corona (cd) a otra persona (compl EN)].
2 Renunciar [a algo (cd), gralm. abstracto, que se tiene como propio].
B intr 3 Abdicar [1 y esp. 2] [algo (compl DE)].

Muchas veces estas explicaciones de función se omiten por innecesarias, puesto que la misma fórmula definidora las da a entender con claridad; por ejemplo, el régimen de preposición no se menciona si en la definición el elemento de contorno lleva la misma preposición que en los enunciados reales.

abocar A tr [...] 3 (raro) Verter o volcar [el contenido de un recipiente en otro].

4. La información sobre el contorno, que en el párrafo anterior se ejemplifica con verbos, no se da solo, naturalmente, en esta clase de palabras. En un nombre se ofrece con frecuencia esa información con respecto a complementos habituales.

abuelo -la […] m y f 1 Padre o madre del padre o de la madre [de una pers.].
deriva I f 1 Desvío del rumbo [de un barco o avión], por efecto del viento o de las corrientes.

En un adjetivo, cuando es conveniente, se informa por medio del corchete, no solo sobre complementos habituales, sino sobre el nombre o tipo de nombre al que se refiere el adjetivo en la acepción dada.

decisivo -va adj 1 [Cosa] que decide o resuelve, o que ayuda a decidir o resolver.
lego -ga I adj 1 [Pers.] ignorante o que tiene pocos conocimientos [de una materia (compl EN)].
falso -sa I adj […] 3 [Alarma] causada por un peligro que no es real o por una amenaza que no se cumple. Antepuesto al nombre.

5. Como puede verse en los ejemplos, la lectura de la definición debe hacerse seguida: los corchetes no tienen otra misión que la de acotar aquellos elementos que habitualmente se van a encontrar en el uso vivo de la palabra definida. Por ejemplo, la primera acepción de abdicar, citada en el párrafo 3, se lee: “Traspasar un soberano su reino, el trono o la corona a otra persona”. Las definiciones, pues, no son de hecho más complicadas para la comprensión que puedan serlo en los diccionarios corrientes, y ganan en cambio en precisión, al deslindar la verdadera definición de la palabra y las nociones que la acompañan en el contexto. En la presente edición, la vista simple presenta esa lectura, y la vista avanzada muestra las funciones gramaticales de los distintos elementos de la definición.

vista simple: abdicar A tr 1Traspasar [un soberano su reino, el trono o la corona a otra pers].
vista avanzada: abdicar A tr 1 Traspasar [un soberano (suj) su reino, el trono o la corona (cd) a otra pers. compl EN)].

Explicaciones complementarias de la definición

En los casos en que la acepción que se define está sometida a algún grado de limitación en el uso en cuanto al ámbito, difusión, nivel social, situación, etc., estas circunstancias, cuyo conocimiento permite precisar y matizar adecuadamente la comprensión de la definición, se exponen inmediatamente antes de esta, generalmente por medio de una etiqueta o marca entre paréntesis. Las anotaciones de este tipo van impresas en cursiva (e igualmente las que siguen a la definición).

gallonado1 -da adj (Arte) Que tiene decoración de gallones.
requeridor -ra adj (raro) Que requiere.

En ocasiones interesa advertir, no la generalidad, sino la relativa frecuencia de la limitación en el uso. Entonces la indicación va después de la definición.

faceta f 1 En un poliedro: Cara. Esp referido a piedras preciosas talladas.
lavable adj Que puede ser lavado [1]. Esp referido a telas o a prendas de vestir.
elucubrar A intr 1 Elaborar ideas o teorías [sobre algo], esp. meditando o reflexionando. Frec con intención desp, ponderando falta de rigor o de lógica.

Este mismo lugar ocupan las notas sobre uso de la voz, por metonimia o por sinécdoque, en sentidos inmediatos al definido, los cuales, por esta misma particularidad, no son objeto de definición aparte.

justiprecio m Acción de justipreciar. Tb su efecto.
datura f Se da este n a varias plantas del gén Datura, esp la D. stramonium, de grandes flores blancas y tubulosas y propiedades narcóticas. Tb su flor.
gallo […] II adj 15 (Dep, esp Boxeo) [Peso] cuyo límite superior es de 53,5 kg. Tb referido al deportista de ese peso; en este caso, frec como n m en pl.
gallardo -da […] II f 3 (hist) Danza cortesana española, de carácter vivo y compás ternario, propia del s. XVI. Tb su música.

La existencia de un uso metafórico, cuando no está lo suficientemente independizado respecto al sentido definido y no parece definitivamente cuajado en otro distinto, se advierte por medio de la nota también figurado (tb fig).

fichar tr [...] 3 (Dep) Contratar [a un jugador o a un técnico]. Tb fig, fuera del ámbito deportivo. [El ejemplo de este uso figurado es: Mun 23.5.70, 4: Para que nos describa el ambiente .., para tener una información de primerísima mano .., hemos “fichado” a un experto informador político: Lorenzo Contreras].

También las indicaciones sintácticas, o sintáctico-semánticas, que interesan a la acepción, entre ellas el cambio de categoría por transposición o traslación, el uso absoluto (es decir, sin complemento directo explícito) de un verbo transitivo, y la colocación o construcción preferente, se exponen después del enunciado definidor.

filalí adj De Tafilete (Marruecos). Tb n, referido a pers.
sensibilizador -ra adj 1 Que sensibiliza. Tb n m, referido a agente o producto.
emplastecer (conjug 11) tr Igualar con plaste o masilla [una superficie], esp. antes de pintar. Frec abs.
defuera adv (lit, raro) Fuera. Frec en la constr por defuera.
dedillo. al dedillo. loc adv (col) Perfectamente o con todo detalle. Con el v saber u otro equivalente.
fama I f 1 Condición de ser conocido por mucha gente. A veces con un compl (POR o COMO + n) que expresa la cualidad, el hecho o la actividad que motivan esa condición. Sin compl, gralm se entiende que los motivos son favorables.

La definición explicativa

La definición, por diversas razones, no siempre toma la forma de una palabra o frase sinónima, sino que se limita a dar una explicación, y en estos casos va destacada en cursiva, para diferenciarse claramente de las definiciones sinonímicas.

de1 […] 1 Introduce un compl que designa el poseedor. […] 2 Introduce un compl que designa la persona o cosa con la que tiene relación o vinculación la mencionada. […]
ser1 […] 14 así sea. Fórmula con que se manifiesta deseo de que se cumpla lo que se acaba de oír. […]
delfinio m Se da este n a diversas plantas del gén Delphinium, algunas de cuyas variedades se cultivan como ornamentales.

Las citas

1. Después de la definición y de toda la información complementaria adherida a ella, aparece en párrafo aparte la cita. Las citas son textos breves procedentes de los materiales del uso real que han servido de base a la redacción de la obra. Son elemento esencial dentro de las entradas. La presencia de estos textos en los artículos y en las acepciones es el certificado que el Diccionario exhibe de la existencia del sentido definido, y por esta razón cada pasaje citado va acompañado de la referencia exacta de su procedencia. Cumplen estos textos en muchos casos una segunda función: la de mostrar en vivo la palabra definida, actuando en un contexto que deja ver el engranaje sintáctico en que está inmersa y las relaciones semánticas que la rodean. Esta vertiente segunda de la cita justifica la presencia frecuente, en una acepción, de una pluralidad de textos, y no uno solo, que ayudan a ilustrar matices y alternativas apuntados en la definición a la que siguen. Muy excepcionalmente, el lugar de la cita está ocupado por un texto precedido de asterisco, sin referencia alguna: se trata en estos casos de ejemplos que sustituyen a citas invalidadas por alguna razón, o bien de testimonios cuya procedencia no consta en nuestro archivo, pero que, por la evidencia de su uso, nos pareció necesario no omitir.

2. La cita tiene una parte introductoria, que es la indicación de la procedencia del texto. Si la cita es de un libro, va introducida por la indicación abreviada del autor y el título seguida de la página: “MSantos Tiempo 133” significa Luis Martín-Santos, Tiempo de silencio, página 133. Si corresponde a una publicación periódica, se da el título abreviado del periódico, la fecha exacta y la página. La fecha se expresa en números separados por puntos: día, mes, año, si se trata de diario o semanario; solo mes y año, si es mensual. Ejemplo: “Tri 28.9.74, 9” = Triunfo, 28 septiembre 1974, página 9; “Pap 1.57, 44” = Papeles de Son Armadans, enero 1957, página 44. Solo se da el nombre del autor si este coincide con los citados como autores de libros. Las formas abreviadas en que se dan los nombres de los autores y de sus obras, así como la fecha de publicación de estas y la edición utilizada, aparecen explicadas en el apéndice Textos citados, donde igualmente se explican las abreviaturas de las publicaciones periódicas y su lugar respectivo de edición. En ocasiones, a la indicación de procedencia siguen una o dos letras entre paréntesis: (A), (DH), etc., o en superíndece: C, In, que advierten que el texto está tomado a través de una fuente ajena. El significado de estas marcas se explica en la lista Abreviaturas y signos empleados en el diccionario.

3. A continuación de la indicación de procedencia del texto viene la cita propiamente dicha: unas pocas líneas que ilustran el uso de la palabra en cuestión. Con frecuencia, para reducir su extensión, se omite una parte del contexto. Esta supresión se indica por medio de dos puntos seguidos (..). Otras veces, por el contrario, se intercala, entre corchetes, alguna palabra que no ha entrado en el pasaje y que es necesaria para la comprensión de este.

Sastre Muerte 129: Le voy a hacer un poco de daño .. Sobre todo esta primera [inyección] puede que le dé un poco de reacción.

4. Aunque posiblemente sea ocioso, creemos conveniente hacer constar que la selección de los textos citados se ha realizado con criterios exclusivamente lingüísticos, sin intervención de consideraciones de cualquier otro tipo (ideológico, moral, estético, etc.).

Compartir en: