EQUIPO DE INVESTIGACIÓN
Investigador principal: Nicholas Stroustrup (Centre de Regulació Genòmica, CRG).
Miembro del equipo: Jeremy Vicencio Gumarao (Centre de Regulació Genòmica, CRG).
DESCRIPCIÓN
El envejecimiento es el principal factor de riesgo para casi todas las enfermedades graves y resulta especialmente difícil de tratar porque origina deterioros muy diversos que interactúan entre sí. “Esta simultaneidad es lo que hace tan difícil estudiar el envejecimiento a nivel molecular. Cuando todo parece fallar a la vez, ¿cómo se puede determinar qué cambio molecular impulsa realmente el proceso y cuáles son tan solo síntomas secundarios?”, señala Nicholas Stroustrup. Y esta es precisamente la pregunta fundamental a la que se enfrenta el CAUSALAGING. “Para responder, se requieren métodos rigurosos que permitan separar las causas de las consecuencias. Si no, se corre el riesgo de invertir tiempo y recursos persiguiendo espejismos en lugar de atacar los problemas de raíz. Así resulta muy complejo desarrollar nuevas terapias”.
CAUSALAGING combinará la genética molecular con un potente enfoque estadístico —conocido como análisis causal— en Caenorhabditis elegans, un pequeño gusano que comparte con los humanos numerosos genes, tipos celulares y rutas endocrinas, pero cuya vida se desarrolla en apenas unas semanas. El grupo de Stroustrup desarrolló hace años la denominada Lifespan Machine, un sistema de imagen de alto rendimiento que permite seguir en paralelo a decenas de miles de gusanos y registrar así la dinámica del envejecimiento en poblaciones enteras. En CAUSALAGING se recopilarán datos de secuenciación de ARN a gran escala, para medir los efectos de miles de alteraciones genéticas sobre la expresión génica. “Esa información se procesará con técnicas de análisis causal para comprender la secuencia de acontecimientos que, a través de una red interconectada de cambios moleculares en el organismo, impulsan el envejecimiento. Esto permitirá entender mejor cómo surgen las alteraciones simultáneas y, al mismo tiempo, identificar los puntos más prometedores en los que se podría intervenir. Los resultados servirán, además, para desarrollar biomarcadores más precisos que faciliten observar en tiempo real cómo evolucionan moléculas, células y órganos a lo largo de la vida”, concluye.