EQUIPO DE INVESTIGACIÓN
Investigadores principales: José Antonio Escudero García-Calderón (Universidad Complutense de Madrid) y Álvaro San Millán Cruz (Departamento de Biotecnología Microbiana, CNB-CSIC).
Miembros del equipo: Lucía García Pastor (Universidad Complutense de Madrid) y Laura Ortiz Miravalles (Universidad Complutense de Madrid).
DESCRIPCIÓN
El uso de los antibióticos ha provocado que las bacterias evolucionen y se adapten, volviéndose resistentes a la acción de este grupo de fármacos. Como resultado, la resistencia bacteriana a los antibióticos se ha convertido en un problema crítico en biomedicina. Asumimos que, en ausencia de antibióticos, a las bacterias les cuesta ser resistentes, y que solo en presencia de antibióticos la resistencia les favorece. Es por esto que evitamos a toda costa el uso de antibióticos si no es estrictamente necesario (como en el caso de infecciones causadas por virus). Además, se buscan vías alternativas para luchar contra la resistencia bacteriana, como, por ejemplo, usar moléculas que inhiben los propios mecanismos de resistencia. A pesar de estos esfuerzos, la resistencia a antibióticos sigue aumentando cada año. La vía que va a explorar el equipo liderado por José Antonio Escudero, investigador de la Universidad Complutense, es, a juicio de la comisión evaluadora, realmente innovadora y va al origen mismo del problema. Se trata de intentar interferir en el proceso evolutivo de las bacterias y hacer que “no les compense” volverse resistentes a antibióticos.
“Cada paso en la evolución hacia la multirresistencia tiene un coste. Es decir, cuando las bacterias captan un nuevo gen de resistencia, esto trae consecuencias o efectos en el organismo, que pueden ser positivos, negativos o una mezcla de ambos tipos”, explica Escudero. “El riesgo que supondrá ese organismo para nosotros va a depender del balance final entre las consecuencias positivas y negativas. Lo que nosotros queremos hacer es identificar esas consecuencias para una colección extensa de genes de resistencia. Esto nos permitirá diseñar intervenciones para disminuir las positivas y aumentar las negativas. Así, la resistencia dejará de ser para la bacteria una ventaja evolutiva, es decir, que no le compensará incorporar esa resistencia”. Para conseguirlo los dos investigadores principales van a sumar esfuerzos y recursos, ya que uno de ellos tiene una importante colección de genes de resistencia antimicrobiana y el otro es experto en biología de plásmidos y evolución.
La comisión evaluadora ha valorado positivamente el perfil de los dos investigadores principales del proyecto, que aportan una experiencia considerable en el campo de la resistencia a antibióticos y visiones complementarias de evolución experimental y de biología molecular.