BIOGRAFÍA
Elisa Ramírez obtuvo un doble grado en Matemáticas y Física por la Universidad Complutense de Madrid en 2024. Desde entonces ha trabajado en plataformas de divulgación científica como ShareScience o Scienseed. Más recientemente, ha colaborado con la Agencia Espacial Europea. Su inherente curiosidad y su fascinación por la ciencia la empujaron a decantarse por la comunicación científica profesional, un trabajo cuyo impacto, expresa, tiene repercusiones transformadoras.
Aumentar la cultura científica del público supone, según la periodista, un beneficio directo en la sociedad, ya que los ciudadanos están mejor informados frente a la abundante desinformación, pero también una ventaja indirecta: «Confiando más en la ciencia se puede aumentar la inversión en esta y repercutir a su vez en el beneficio de todos».
Su principal propósito como comunicadora es contribuir de forma significativa a la promoción y divulgación de la investigación en las ciencias básicas, un área que se suele desatender en periodismo por su complejidad. «Me gustaría aprovechar mi formación en matemáticas y física para quitar ese miedo que existe hacia estas materias. No se trata de disciplinas difíciles, ni inalcanzables ni incomprensibles para la mayoría de las personas, sino de materias muy bonitas. Me gustaría hacer ese cambio en la mentalidad de la gente para que incluso lleguen a disfrutarlas y admirarlas como yo lo hago», asegura Ramírez.
Para ello, realizará un itinerario que le permitirá conocer de primera mano las investigaciones que se realizan en el Instituto de Física Teórica (Madrid), el Instituto de Ciencias Matemáticas (Madrid), el Instituto de Ciencias del Espacio (Barcelona), el Instituto de Astrofísica de Andalucía (Granada) y el CSIC Divulga (Madrid). Así, ahondará en la comunicación científica de otras disciplinas como la física teórica, las ciencias del espacio y la astrofísica.
Ramírez aboga por una comunicación científica especializada y profesionalizada, que dé cuenta del espíritu colaborativo de la ciencia. «Hoy tendemos a ser bastante individualistas, y en comunicación científica transmitimos no solo los resultados científicos y sus aplicaciones, sino también las historias personales que hay detrás, las etapas de la investigación y todos los valores que acompañan el proceso científico, como el pensamiento crítico, la perseverancia y la colaboración», argumenta la periodista. Ramírez ilustra esta idea citando el ejemplo de cooperación en la exploración espacial entre agencias de distintos países, e incluso colaboración pública y privada, que hace posible la existencia de satélites para observar y gestionar catástrofes naturales.