‘Del pastor al dron: usos tradicionales y nuevas tecnologías para la conservación del hábitat de una especie amenazada, la alondra ricotí ‘Chersophilus duponti’ (BBVA-Ricoti)’

Manuel Borja Morales Prieto; Juan José Oñate Rubalcaba; César A. López Santiago; Vicente Garza Villegas;  Eladio Luis García de la Morena; Julia Gómez Catasús, Universidad Autónoma de Madrid.

La alondra ricotí (‘Chersophilus duponti’) es una de las aves más amenazadas de España y Europa. Las únicas poblaciones europeas se encuentran en la España continental y sugieren entre 1.300 y 2.800 parejas. Sus tendencias poblacionales son marcadamente regresivas en los últimos años. Se la considera especie “en peligro de extinción” en el ‘Libro Rojo de las Aves de España’, está incluida en el Anexo I de la Directiva Aves y es especie prioritaria para el comité Ornis.

Este proyecto tiene una doble misión. En primer lugar, profundizar en la importancia de la disponibilidad de alimento y la estructura de la vegetación en la generación de hábitats de calidad y su dependencia del pastoreo extensivo, mediante pastoreo tradicional y la aplicación de técnicas de teledetección con drones. Segundo, conseguir la implicación de la población local en la conservación de la alondra ricotí mediante procesos de participación pública. La conservación activa de la especie puede abrir nuevas oportunidades de desarrollo rural, poniendo en valor la actividad de los ganaderos y pastores.

Los objetivos específicos son:

1. Estudio de la calidad del hábitat (disponibilidad de alimento y estructura de la vegetación) en situaciones contrastadas de densidad de alondras y de presencia de ganado, y puesta en valor del pastoreo como herramienta de manejo del hábitat.
2. Estimación de la calidad del hábitat para la alondra ricotí a gran escala, mediante teledetección con sistemas aéreos pilotados por control remoto (drones).
3. Integración de la población local en las estrategias de conservación por medio de procesos de participación pública.La duración prevista del proyecto es de 3 años (36 meses), dada la necesidad de disponer de 2 ciclos anuales completos de pastoreo, para realizar la posterior comprobación en campo de sus efectos sobre la calidad del hábitat y las comunidades de aves.