LA EXPOSICIÓN
En esta exposición, Charcos y ballenas, se despliegan y se entrelazan dos discursos: por un lado, la representación fotográfica de la naturaleza y, por otro, la enunciación escritural de la metáfora. El primer discurso está imbuido de un anhelo de estabilidad que es, en realidad, un instante del proceso de entropía que define a la propia naturaleza. El segundo discurso, el despliegue de la metáfora, emerge como desviación gozosa del lenguaje, que siempre hace resonar sentidos inesperados. Aquí, el tiempo es lo que tardan los charcos en secarse, pero también la dimensión dialógica de dos memorias en constante proceso de (re)construcción. Se trata de aprender, nos dice el poeta Fernando Beltrán, Esa lección del charco / que en invierno se hiela / para vivir aún más. Las imágenes de Rosa Juanco son el relato de un hallazgo externo bañado por la promesa de su deterioro. Los poemas de Beltrán implican la afloración de recuerdos e imaginarios personales y colectivos, modulados por distintos procesos de simbolización. A ambos autores les une la puesta en valor de una topología del saber difuso, posible a través de la evocación de superficies inestables, formas borrosas y hojas declinantes al amparo del agua, situadas en el filo del centelleo.
[fragmento, texto escrito por Carlos Delgado Mayordomo]