Faraon Llorens - Premio Informatica 2025

Faraón Llorens Largo

PREMIO DE INVESTIGACIÓN SOCIEDAD CIENTÍFICA INFORMÁTICA DE ESPAÑA-FUNDACIÓN BBVA

Premio Ramón Llull

2025

Por su larga trayectoria académica en la que se destaca la innovación pedagógica, con una visión transformadora, en la intersección entre la educación y la tecnología, y metodologías didácticas avanzadas que han resultado aceptadas en otras universidades nacionales y latinoamericanas, siendo una figura de referencia de la enseñanza de la informática en España.

CONTRIBUCIÓN

Discurso

Ceremonia de los Premios de Informática SCIE-Fundación BBVA

2025

«Enseñar, en Informática, es formar a los que están diseñando no ya el presente, sino el futuro», afirma Faraón Llorens Largo. Porque, añade, «la investigación en informática aplica el rigor científico a problemas concretos con una visión multidisciplinar: los Premios Nobel de Física y de Química de 2024 se concedieron a investigaciones en informática». En efecto, John J. Hopfield y Geoffrey Hinton recibieron el Nobel de Física por hacer posible el aprendizaje automático con redes neuronales artificiales; mientras que David Baker, Demis Hasabis y John Jumper se alzaron con el Nobel de Química por el diseño computacional de proteínas y la predicción de su estructura.

La informática está diseñando el mundo y la sociedad en que vivimos. No podemos dejar que los estudiantes quieran ser informáticos para desarrollar la tecnología que les digan otros: necesitamos liderazgo en el diseño de esas herramientas

Al concederle el Premio Ramón Llull a este catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de Alicante, el jurado ha destacado «su visión transformadora, en la intersección entre la educación y la tecnología», con contribuciones a la innovación pedagógica que se han extendido por universidades españolas y latinoamericanas. Entre ellas destaca el modelo CALM (customized adaptive learning model), que utiliza inteligencia artificial para adaptar dinámicamente las actividades al progreso de cada estudiante. Esta línea de trabajo presenta una vertiente ética —«persigue hacer la educación más inclusiva, motivadora, eficaz y centrada en el aprendiz», dice Llorens— que considera esencial en el ingeniero. «La informática está diseñando el mundo y la sociedad en que vivimos, modulando nuestra manera de actuar; y en el caso de la inteligencia artificial, podrá cambiar incluso nuestra forma de tomar decisiones. No podemos dejar que los estudiantes quieran ser informáticos para desarrollar la tecnología que les digan otros: necesitamos liderazgo en el diseño de esas herramientas. Está en riesgo la soberanía digital, la independencia tecnológica y la protección de la diversidad cultural».

Llorens aboga por «incorporar la inteligencia artificial en todos los niveles del sistema educativo de forma adecuada: no como atajo que permita al estudiante hacer las cosas más rápidamente, sino aprender con más profundidad». Y respecto al ámbito universitario, recuerda que para atender las exigentes demandas del mercado laboral, «hacen falta informáticos que opten por la universidad, como profesores e investigadores; y para ello necesitan incentivos, no unas perspectivas inciertas de estabilidad y carrera profesional. Tenemos que cuidar mucho a los informáticos que se queden en las instituciones educativas».