Francisco Javier Tamayo de Miguel, Premio Física, Innovación y Tecnología 2018

Francisco Javier Tamayo de Miguel

Premio de Física Real Sociedad Española de Física - Fundación BBVA

Premio Física, Innovación y Tecnología

2018

Recibe el Premio Física, Innovación y Tecnología "por su excelente nivel científico, tecnológico y de innovación en el campo de la biomecánica, siendo un claro ejemplo de cómo el éxito de la investigación en física básica tiene un alto impacto en la sociedad".

CONTRIBUCIÓN

Por sorprendente que resulte, a Francisco Javier Tamayo no le interesaba la física cuando era estudiante. Su dislexia —entonces no diagnosticada— contribuyó a convertirle en «un típico ejemplo de fracaso escolar», explica él mismo. «Básicamente», recuerda, «hasta los 15 años mi futuro escolar iba cuesta abajo». Una caída frenada por un profesor del instituto: «Me dijo, “Tamayo, esto de la física, si te dedicas a ello puedes tener una salida”». El adolescente escogió Ciencias Físicas como segunda opción —«por eso de la rebeldía»— y acabó fácilmente la carrera, «de manera brillante, la verdad».

Y, sin embargo, ni siquiera entonces se sintió seducido: «La física me resultaba aburrida, y me producía pavor tener que estudiar la materia inorgánica aunque fuera a escalas muy pequeñas y con tecnologías nuevas». Fue solo al hacer el doctorado «cuando empecé a sentir esa curiosidad, ese interés… Algo que siempre existió, pero que no sabía cómo desarrollar».

La clave, en su caso, fue descubrir que su trabajo podía ser útil a otras personas: «Cuando acabé la tesis, quise aplicar la física a problemas biomédicos. Lo primero que se me ocurrió fue usar nuevos dispositivos de microscopía para detectar defectos cromosómicos en recién nacidos. Me motivó mucho, veía que podía aportar soluciones».

Hoy en día, Tamayo es profesor de investigación del CSIC y dirige el grupo de Bionanomecánica en el Instituto de Microelectrónica de Madrid (IMM). Su trabajo ha conducido al desarrollo de un dispositivo para la detección temprana del cáncer, gracias a nanosensores que perciben concentraciones muy bajas de moléculas biológicas en fluidos como la sangre, el plasma, la saliva o la orina.

«Por ahora lo hemos aplicado a la detección de infecciones virales, y la idea es detectar marcadores tumorales a muy bajas concentraciones», explica Tamayo. «Detectamos las moléculas en concentraciones un millón de veces inferiores a las detectables con las técnicas actualmente disponibles en los hospitales». Su técnica está licenciada a una empresa de base tecnológica, que la desarrolla con vistas a su comercialización.

Pese a que su investigación genera resultados claramente aplicables, Tamayo reivindica el valor de la ciencia básica: «La investigación básica es conocimiento, y una  sociedad con más conocimiento es una sociedad mejor. El conocimiento transforma, da lugar a nuevas tecnologías, y eso a mejor bienestar».