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Jorge Calvo Zaragoza

PREMIO DE INVESTIGACIÓN SOCIEDAD CIENTÍFICA INFORMÁTICA DE ESPAÑA-FUNDACIÓN BBVA

Jóvenes Investigadores Informáticos

2018

Por su notable investigación en el campo del reconocimiento óptico de música.

CONTRIBUCIÓN

¿Podemos enseñar a los ordenadores a leer partituras musicales sin intervención humana? Esta es la fascinante pregunta a la que intenta responder Jorge Calvo Zaragoza, doctor en Ciencias Informáticas por la Universidad de Alicante, que recibe el premio por su «notable investigación» en el campo del reconocimiento óptico de música, según ha destacado el jurado. «Al igual que hay sistemas de reconocimiento de texto con ordenadores, mi investigación consiste en hacer algo análogo con las partituras y que el ordenador sepa extraer la información que hay ahí», explica.

Mediante técnicas de inteligencia artificial, Calvo Zaragoza intenta lograr que los ordenadores sigan algoritmos de aprendizaje automático a partir de partituras musicales y la información que contienen: «Aprenden cuáles son las notas, lo que significan y, con el número de ejemplos necesario, van aprendiendo a interpretarlas», señala el investigador.

Este trabajo surgió con el fin de impulsar un campo en el que existía relativamente poca investigación. «Muchos grupos llevan trabajando desde hace 40 años en la lectura de texto, pero el tema musical no está tan avanzado», comenta Calvo Zaragoza. La idea es que con estos sistemas se haga accesible el patrimonio musical que permanece en catedrales o archivos histó-
ricos y nunca se ha digitalizado: si el ordenador puede interpretar las partituras, podría procesar un gran número de ellas, algo que un ser humano tardaría muchos años en conseguir. La herramienta puede ser útil para distribuir la información, organizar búsquedas, traducirla a notación moderna y, sobre todo, para que esas tareas se puedan hacer en un tiempo y coste
razonables. La mayor parte de la música que se ha compuesto a lo largo de la historia se encuentra solo en formato escrito, de manera que los musicólogos no pueden hacer análisis a gran escala. «Se podría abrir este patrimonio cultural al público y, en especial, a los académicos», afirma.

Este joven investigador empezó a interesarse por la creación de las páginas web a los 14 años, cuando Internet comenzaba a ser algo común en todos los hogares, y más adelante inició sus estudios en Informática. Fue en el ecuador de la carrera cuando comenzó a interesarse en particular por la rama investigadora de la informática y, tras finalizar su doctorado en esta temática musical, empezó a trabajar con materiales conservados en catedrales. «En cuanto a la catedral de Zaragoza, en la que trabajan musicólogos del CSIC de Barcelona, desarrollamos sistemas para notación antigua, del Renacimiento», explica. Ahora sigue desarrollando su actividad como investigador Juan de la Cierva en la Universidad Politécnica de Valencia.