Mortalidad en niños y adolescentes: el efecto de la testosterona y las mejoras en la nutrición
“Todos los investigadores en demografía tienen el sueño de encontrar la función matemática que sea capaz de describir todas las formas de la función de mortalidad”, explica Marco Breschi, que asegura que con su estudio no pretende algo tan ambicioso, pero sí “conseguir dar un pequeño paso más”. Contribuir, tal vez, a evidenciar el fenómeno demográfico conocido como rectangularización de la mortalidad: la desaparición de la muerte de adolescentes y jóvenes adultos. El profesor ha intervenido en el ciclo de conferencias Demography Today, que la Fundación BBVA organiza conjuntamente con el CSIC, para exponer sus primeros resultados.
24 abril, 2018
Breschi, catedrático de Ciencias Económicas, Estadística y Demografía de la Universidad de Sassari (Italia), comenzó hace dos años una investigación, junto a sus colegas de departamento Giambattista Salinari y Danilo Delpini. Juntos persiguen desmenuzar la evolución de la función de mortalidad desde el siglo XVIII, buceando en la Base de datos sobre mortalidad humana de la Universidad de California, Berkeley y el Instituto de Investigación Demográfica Max Planck. Para ello, analizan cerca de seis mil funciones, en treinta y seis países distintos, en una ventana de tiempo que llega a abarcar dos siglos y en el rango de edad de entre uno y cincuenta años.
“Lo que estamos tratando de hacer es estudiar cómo se mueve y cómo es la forma actual de esta función de mortalidad. Porque lo que sabemos ahora sobre su forma es muy poco en términos matemáticos. Especialmente para el tramo que se refiere a la adolescencia y la edad adulta joven”, argumenta Breschi. Precisamente, tras constatar que hay bastante investigación en torno a la mortalidad en las edades primera y última, decidieron enfocar el estudio en esa edad central.
Breschi subraya que una de las novedades que arroja el estudio es que la función se mueve de derecha a izquierda, “es un movimiento secundario pero muy importante”, que evidencia un adelantamiento de la edad en que se encuentra el mínimo absoluto, el punto más bajo en la tasa de mortalidad: era de catorce años para el hombre y ahora es entre nueve y diez; para la mujer se encontraba alrededor de los doce años y ahora está entre ocho y nueve.
No existe una relación causal, pero al intentar dar alguna explicación a este movimiento el equipo de Breschi considera plausible que se deba a la anticipación de la llegada de la pubertad. “Esta es nuestra idea –remarca- que cuando comenzamos la pubertad llegamos al mínimo”. La curva de la función muestra entonces su primer punto de inflexión: la mortalidad comienza a aumentar hasta el final de la pubertad y llega a su máximo (dentro del rango de edad analizado en el estudio), para el hombre, alrededor de los veintitrés años y medio, veintidós y medio para la mujer.
Un movimiento “extraño pero muy relevante”
“Este segundo cambio en la forma de lo que podemos llamar edad adulta joven –continúa Breschi- para nosotros está relacionado, es una posible interpretación, con el aumento de testosterona. Cuando existe ese aumento de la testosterona nuestra actitud tiende a tener más riesgos, a ser más agresivos, es cuando estadísticamente se dan el máximo de homicidios o de accidentes automovilísticos…” Es solo una hipótesis, asegura el investigador italiano, que incide en que aún tienen mucho trabajo por delante: “Tenemos pocos datos para la población histórica sobre la edad del comienzo de la pubertad para hombres, en cambio tenemos mucha información para mujeres porque es fácil identificar la edad de la primera menstruación”.
Sobre el camino que seguirán en el futuro, es optimista: “Tal vez podamos, de alguna manera, contribuir a poner en evidencia la desaparición total -en términos estadísticos- de la muerte de adolescentes y jóvenes adultos. Hay un vínculo con lo que en demografía llamamos la rectangularización de la mortalidad, lo que significa que todas las personas se mantienen con vida hasta una edad. Creemos que podemos explicar mejor este movimiento extraño pero tan relevante”.