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La economía del conocimiento ha aumentado en todas las regiones españolas, pero su nivel de desarrollo sigue siendo muy desigual

La Fundación BBVA ha publicado la monografía La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento, dirigida por el investigador del Ivie y catedrático de la Universitat de València, Ernest Reig. El informe, cuyas principales conclusiones fueron avanzadas el pasado 28 de noviembre, analiza el impacto que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), el capital humano y el esfuerzo en I+D+i han tenido en la generación de renta y riqueza en las diferentes comunidades autónomas.

30 marzo, 2017

Según el estudio, las autonomías que han apostado por estos factores de la economía del conocimiento con mayor intensidad han podido resistir mejor la crisis y reforzado su posición en términos de renta, productividad y empleo. El uso del conocimiento se ha incrementado en todas las regiones españolas en el siglo XXI, pero su nivel de desarrollo sigue siendo muy desigual y, en algunos casos, las diferencias se han acentuado durante ese periodo.

Las diferencias regionales son significativas en el caso de la inversión en activos basados en las TIC, uno de los pilares básicos de la economía del conocimiento. Estas inversiones han crecido en todo el país y desde principios de siglo han mantenido una dinámica más intensa que la inversión en el resto de activos, creciendo incluso durante la crisis (2007-2012), periodo en el que alcanzó un peso del 15,6% sobre la inversión total. Sin embargo, mientras la Comunidad de Madrid destinó a activos TIC casi el 20% de su inversión productiva durante esos años, en otras regiones, como Asturias, Cantabria o Castilla-La Mancha, su peso no superó el 12%.

La distribución por sectores de la inversión TIC se concentra en un 77,7% en los servicios, mientras que el sector industrial supone un 20,6% y el peso de la inversión TIC en agricultura y construcción es ínfimo.

Las desigualdades regionales son todavía mayores si se analiza la capacidad de España como fabricante y exportador de maquinaria y equipos TIC: el sector productor es escaso -sólo representa un 1,6% del tejido empresarial nacional- y se concentra en Madrid y Cataluña. En estas dos comunidades se localiza la mitad de las empresas y se realiza el 88% de las ventas del sector y el 75% del comercio exterior.

El peso del sector TIC en el empleo representa el 2,6% en el conjunto de España, pero con valores que se mueven desde el 6,6% en el empleo de la Comunidad de Madrid, hasta menos del 1% en Extremadura, La Rioja, Canarias e Illes Balears. La dotación en capital TIC por puesto de trabajo se ha elevado en el conjunto del país, aunque nuevamente se aprecian grandes diferencias regionales, ya que la dotación en la Comunidad de Madrid duplica a la de Andalucía o la Comunidad Valenciana.

Frente a estas desigualdades regionales en producción, inversión y empleo basado en los activos TIC, el informe destaca la tendencia a la convergencia entre autonomías en el uso de las TIC por hogares y empresas. A lo largo de la última década ha crecido con fuerza el uso de estas tecnologías, de forma que, mientras que en 2006 solamente el 39% de las viviendas en España disponía de acceso a internet, actualmente casi el 79% de hogares tiene conexión. En 2006, Madrid, con un 50% de hogares conectados, duplicaba el nivel de acceso a Internet de Extremadura (23%). En cambio, en 2015 los porcentajes respectivos eran prácticamente iguales, del orden del 75%.

El avance de las empresas en el uso de las TIC también ha sido muy positivo. El 94,2% de las que tienen 10 o más trabajadores (87% en 2006) accede a internet a través de banda ancha y tres de cada cuatro empresas disponen de sitio web propio.

Además de las TIC, otro de los factores de la economía del conocimiento que analiza el estudio es la dotación de capital humano. Las nuevas tecnologías favorecen la productividad y la generación de valor en las economías, pero es necesario disponer de personas cualificadas que sepan sacar provecho a esos activos. Las mejoras educativas se han dado en todos los territorios, pero también a ritmos diferentes y han sido más notables en Navarra, País Vasco y Madrid, donde el peso de los ocupados con estudios superiores en 2015 era mayor del 50%, mientras que en Canarias y las Islas Baleares apenas pasaban del 30%.

Las desigualdades en las dotaciones de capital humano de las regiones se han incrementado en el periodo 2000-2015 porque los progresos formativos han sido más intensos en territorios ya mejor dotados. Uno de los aspectos en los que esas diferencias son más evidentes es en la tasa de abandono escolar. Sólo Cantabria, País Vasco y Asturias (con un 13%) se acercan a la media europea (11%), mientras que Baleares y Andalucía alcanzan cifras de abandono escolar del 32% y el 28%, respectivamente.

El bajo nivel de estudios determina también las posibilidades de desarrollo de las empresas que apuestan por las nuevas tecnologías, ya que el sector TIC se caracteriza por estar altamente cualificado: el 76% de sus ocupados posee estudios superiores, frente a un 42% de la media de empresas españolas.

El estudio también revela grandes diferencias territoriales en la intensidad de las actividades de I+D+i y los recursos que el sector público y las empresas dedican a las mismas. Madrid es la comunidad que más inversiones realiza en investigación e innovación, un 3,15% del PIB, seguida de País Vasco, Navarra y Cataluña, que superan el 2%. En el lado contrario figuran Asturias, Extremadura, Castilla La Mancha, Canarias e Illes Balears, que invierten en I+D+i menos de un 1% del PIB. Durante la crisis, el retroceso en el gasto en I+D+i se apreció en todas las autonomías y fue más acusado en el caso de la inversión privada. Las comunidades en las que el peso de esa inversión en el PIB ya era menor fueron, precisamente, las que más redujeron el gasto.

Junto al capital de base tecnológica, el capital humano y la I+D+i, la monografía contempla otros condicionantes del desarrollo de la economía del conocimiento, como el papel de las administraciones públicas, la influencia de las grandes urbes o la dimensión de las empresas y su apertura exterior. A partir de todos estos factores, los autores de La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento construyen cinco indicadores sintéticos de competitividad: conocimiento y capital humano; innovación y TIC; factores de entorno; tejido empresarial; y resultados.

Solo la Comunidad de Madrid, Navarra y el País Vasco logran alcanzar el nivel alto en varios de estos indicadores. Esas tres regiones son las más especializadas e intensivas en activos basados en el conocimiento y también las que obtienen resultados económicos superiores a la media española: Madrid supera en un 36% la renta per cápita de la media nacional y País Vasco se sitúa un 26% por encima en productividad del trabajo. Estos resultados confirman, según el análisis de los autores, el importante papel del conocimiento en el crecimiento y la riqueza de las regiones en la actualidad, y la necesidad de reorientar sus economías hacia modelos económicos basados en la innovación, las TIC y el capital humano. Puede consultar toda la información y descargar la monografía en el sitio web de la Fundación BBVA.