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Abierta al público desde el 15 de octubre de 2021 hasta el 6 de marzo de 2022

La Fundació Joan Miró presenta la exposición “El sentido de la escultura”, un análisis de la eclosión y evolución de la escultura moderna y contemporánea, con el apoyo de la Fundación BBVA

Desde el 15 de octubre se puede visitar en la Fundació Joan Miró “El sentido de la escultura”, una exposición que incide en la gran transformación que ha experimentado la práctica escultórica en el siglo XXI, a la vez que deja constancia del impacto que los orígenes de la disciplina siguen ejerciendo sobre los artistas actuales. Comisariada por David Bestué, la muestra -que cuenta con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA- reúne más de un centenar de obras que ahondan, entre otros  aspectos, en el concepto de copia, la materialidad, el espacio entre sujeto y objeto o la representación del cuerpo humano como reto central.

14 octubre, 2021

Galería

Imágenes de la exposición

Los avances tecnológicos sobrevenidos en el siglo XIX provocaron una crisis profunda en la idea de representación y abrieron la puerta a nuevos enfoques artísticos que derivarían en un anhelo de realidad. Desde entonces representación y realidad han mantenido un pulso en el desarrollo de la práctica escultórica que ha llegado a nuestros días. La exposición “El sentido de la escultura” propone un recorrido por la evolución de la disciplina a partir de esta dialéctica.

El comisario David Bestué parte de una constatación: la práctica escultórica ha continuado experimentando una gran transformación hasta nuestros días con el surgimiento de nuevos marcos teóricos, tecnologías e imaginarios. Y, sin embargo, algunos de los retos de los escultores contemporáneos conectan su práctica directamente con los orígenes de la  disciplina. De esta manera, el relato curatorial, desarrollado en colaboración con Martina Millà, jefa de exposiciones de la Fundació Joan Miró, relaciona las nuevas estrategias formales con obras de épocas remotas, insinuando una suerte de genealogía rica en asociaciones.

Tomando el concepto de ‘sentido’ como dirección más que como significado, “El sentido de la escultura” apunta los caminos de ida y vuelta por los que ha discurrido la disciplina a lo largo de su historia. La exposición también señala cómo, en una época de prácticas artísticas cada vez más maleables, el grado cero o gramática original de la escultura sostiene la práctica.

A lo largo de sus siete ámbitos, la muestra, que cuenta con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA, profundiza en aspectos fundamentales del hecho escultórico. Buena parte del más de un centenar de obras seleccionadas comprende piezas realizadas a partir de principios del siglo XX que ilustran el germen y la eclosión de la escultura contemporánea. Cada sección incluye, además, ejemplos históricos que actúan como  trampolines de conexión visual y conceptual hacia otras épocas. La muestra se despliega también más allá de las salas temporales de exposición y presenta obras de artistas contemporáneos en el vestíbulo, el patio del Olivo, la sala del Tapiz o la sala de esculturas de la Fundació Joan Miró.

Siete aspectos fundamentales de la gramática de la escultura

El trabajo escultórico a través de moldes fue considerado desde el Renacimiento una práctica de orden menor que bajo ningún concepto podía emplearse en la realización de una obra artística. Tal era la censura de esta técnica que fue tildada de “arte infame”, ya que en lugar de inspirarse en la naturaleza, los escultores que la utilizaban robaban sus formas. Más adelante, algunos artistas recurrieron a estas prácticas precisamente para confrontar la pretensión de autoría, en creciente cuestionamiento. ‘Ars Infamis’ es el título del primer ámbito de la exposición, que se plantea la evolución del concepto de copia, huella y molde a lo largo de la historia de la escultura. El espacio muestra diferentes  procedimientos utilizados para copiar objetos y reúne moldes utilizados por Antoni Gaudí para la fachada de la Sagrada Familia y piezas más contemporáneas de artistas destacados como Bruce Nauman y Karin Sander, entre otros.

Los escultores se han relacionado también con el grado cero de su disciplina a través de sus componentes. Si hasta las primeras décadas del siglo XX la forma dominó sobre la materia en la escultura, las prácticas contemporáneas tienden a romper esta jerarquía formal y experimentar con el uso de materiales de todo tipo para generar vínculos directos con lo real. Bajo el título de ‘Crudo’, la segunda sala de la exposición incluye obras de escultores históricos como Dieter Roth y Robert Smithson o consagrados como Eva Lootz y Perejaume, todos ellos conocidos por su valentía en el uso de materiales.

‘Espacio’ es el título del siguiente ámbito de la exposición, que explora las propiedades físicas que se encuentran en la base de toda producción escultórica, como la gravedad, el peso, la masa, el volumen, la maleabilidad o el equilibrio. La reflexión artística sobre estas características es uno de los aspectos fundamentales que explican la eclosión de la escultura de vanguardia y la posterior evolución de la disciplina hasta nuestros días. A su vez, las obras seleccionadas devuelven al espectador que se relaciona con ellas una mirada sobre la dimensión física de su propio cuerpo en el espacio. En esta sala se incluyen obras de artistas que han contribuido de un modo decisivo a cambiar el curso de  la práctica escultórica en el siglo XX, como Alexander Calder, Carl André, Richard Serra,  Marisa Merz e Isa Genzken, entre otros.

La disolución de los límites convencionales entre el sujeto y el objeto, así como la exploración de la idea misma de transformación es otra de las investigaciones que han contribuido a la evolución de la escultura moderna y contemporánea. Precisamente, el mito de Dafne y Apolo y la metamorfosis de la ninfa en laurel simbolizan el siguiente  ámbito de la muestra. En Objeto doble’, la escultura se presenta como un juego de mutaciones y un proceso de cambio que, eventualmente, también desemboca en la práctica del reciclaje. Para este espacio se han seleccionado obras de Apel·les Fenosa,  Robert Gober, Ester Partegàs y Joan Miró, entre otros.

La quinta sección de la muestra aborda la relación entre la escultura y el tiempo. A menudo se identifica el objeto escultórico con sus aspectos tridimensionales y espaciales obviando que en él operan otras dimensiones como el tiempo. La duración, la  temporalidad, la progresión o la captura del instante son consideraciones no menos  importantes que escultores de todas las épocas han enfrentado. ‘Presente continuo’ reúne piezas arqueológicas anónimas creadas para encapsular la vida y detener el tiempo junto a  trabajos de artistas contemporáneos de renombre internacional como Thomas Hirschhorn y On Kawara, así como obras que integran diferentes capas temporales, como ‘Doble luz’ (2010), una videoproyección de la artista Pipilotti Rist sobre un bronce de Joan Miró.

A continuación, “El sentido de la escultura” avanza hacia un ámbito presidido por el cuerpo humano, reto y referencia central de la disciplina a lo largo de su historia. El mito de Pigmalión, comprometido con la creación de una escultura tan perfecta que cobra vida en Galatea, marca la disciplina escultórica hasta la modernidad. A partir de la Ilustración, sin embargo, la pulsión por emular a la divinidad se desplaza hacia el ámbito de la ciencia y la tecnología con la robótica y la inteligencia artificial. La representación académica del cuerpo humano como ideal de belleza va dejando paso paulatinamente a la reivindicación artística de todo tipo de corporalidades y estados del cuerpo. En ‘Un cuerpo nuevo’, David Bestué confronta diferentes aproximaciones históricas a la representación de la anatomía  humana, como por ejemplo un modelo anatómico del siglo XIX con obras de finales del XX de Henrik Olesen y Claudia Rebeca Alonso o de clásicos modernos como Julio González,  entre otros artistas.

Más allá de las características propias del objeto, la representación formal de los cuerpos, del movimiento o el cambio, muchos escultores se han enfrentado al reto de materializar intangibles como los sentimientos humanos o el deseo sexual. El séptimo y último ámbito de la exposición lleva por título ‘Contacto’ y explora la dimensión emocional de la disciplina con obras de artistas que, como Silvia Gubern, Susana Solano, June Crespo o Wolfgang Tillmans, han pretendido representar el contacto entre cuerpos a partir de un único volumen o se han esforzado en imprimir sentimientos en la materia.

La exposición más allá de las salas

El proyecto se acompaña de un catálogo que reúne el texto comisarial de David Bestué y un epílogo de Martina Millà. El volumen se completa con importantes aportaciones en torno a los aspectos tratados en los ámbitos de la muestra. Así, el artículo del catedrático en Historia de la Arquitectura Mario Carpo analiza la imitación de la realidad en la era digital. A continuación, la catedrática de teoría política y filosofía Jane Bennett firma un ensayo sobre la vitalidad de la materia, mientras que Ester Pino, filósofa y experta en literatura comparada, reflexiona sobre la metáfora y la capacidad transformadora de las palabras. A su vez, la artista Julia Spínola aporta una reflexión muy personal sobre los mecanismos de la percepción, aprehensión e interpretación de la realidad, y el editor y comisario Aimar Arriola diserta sobre el contacto y la relación entre lo profundo y lo superficial. Por su parte, Maite Garbayo, investigadora y crítica de arte, dedica su escrito al cuerpo desde una mirada oblicua. El volumen incluye también una entrevista a la  escultora Susana Solano a cargo del comisario.

“El sentido de la escultura” cuenta con un programa de actividades para diferentes etapas educativas, público familiar y general, con propuestas dentro y fuera de la fundación y en colaboración con otras instituciones académicas y culturales. Entre otras actividades, esta programación incluye una muestra de pequeño formato sobre el proceso de la fundición en bronce, una de las técnicas escultóricas más utilizadas por Joan Miró. La exposición describe el procedimiento desde el objeto hasta la escultura final, pasando por el dibujo preparatorio, la realización de los moldes, el proceso de ensamblaje y el fundido. El espacio tiende un puente entre la sala de esculturas que culmina la presentación de la colección y la exposición “El sentido de la escultura”.