El Ministerio de Educación y la Fundación BBVA reconocen a profesores que convierten el esfuerzo por aprender en placer de descubrir
Educar ampliando la visión del mundo, recurriendo a los métodos más innovadores para fomentar aptitudes fundamentales para el desarrollo de las personas, como la creatividad, la autogestión o la capacidad de colaborar con los demás, sin olvidar que el esfuerzo por aprender y el placer de descubrir van unidos. Ese es el objetivo que comparten los ocho proyectos ganadores de la trigésimo segunda edición de los Premios Francisco Giner de los Ríos a la Mejora de la Calidad Educativa, cuya ceremonia de entrega se ha celebrado hoy en la sede de Madrid de la Fundación BBVA.
7 marzo, 2018
Estos galardones, otorgados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Fundación BBVA, buscan visibilizar la labor de profesores que han llevado a cabo con sus alumnos proyectos educativos de alto valor pedagógico, y recordar lo que, quizás por obvio, se resalta poco: la importancia de la educación de calidad para mejorar la sociedad. Se inspiran en la figura de Francisco Giner de los Ríos (Málaga, 1839 – Madrid, 1915) filósofo, innovador pedagógico y cofundador de la Institución Libre de Enseñanza.
“El trabajo de los buenos profesores nos beneficia individual y colectivamente”, ha dicho Francisco González, presidente de la Fundación BBVA. “Una educación estimulante es el pilar de una sociedad que sabe desarrollar las cualidades de cada uno de sus miembros y aprovecharlas para crecer. Dada la importancia de los profesores, son sorprendentemente escasas las ocasiones en que su labor es traída a primer plano no para ser revisada, sino ensalzada”.
Francisco González ha resaltado también el valor del esfuerzo, que el profesor ayuda a transformar en recompensa: “En la sociedad compleja y rápidamente cambiante del siglo XXI, sigue siendo el profesor quien enseña a exponer ideas, a perseverar… a pensar. Quien contribuye a asociar el esfuerzo por aprender, a la satisfacción de sentir que el propio mundo se amplía. Aprender es descubrir, y descubrir, en nuestra especie, se premia con placer”.
“Defender la educación es volcarse con la mejora en el nivel de vida de los ciudadanos, el acceso al conocimiento y una apuesta por la libertad y la democracia”, declaró por su parte el secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, durante su intervención en la ceremonia.
El Premio Especial al Mejor Trabajo se ha otorgado en esta edición a la creación y puesta en escena de una obra de teatro que explora las raíces de la cultura actual, en torno a un mar Mediterráneo hoy escenario -como resaltan los alumnos y autores de la obra- de la tragedia de decenas de miles de refugiados.
De los demás proyectos ganadores varios inciden en la lectoescritura, apoyándose por ejemplo en un clásico eterno, Don Quijote –cuyo primer párrafo se escuchó en un instituto en 26 lenguas–. En el área científico-tecnológica, el profesor galardonado recurrió al cultivo de un huerto para enseñar matemáticas a chicos que necesitaban más apoyo de lo habitual. En la etapa de infantil la profesora creó un taller sobre cambio climático, que ha conseguido que en muchas familias se coja menos el coche. También ha sido reconocido el proyecto en que alumnos con necesidades especiales organizaron un encuentro de coros escolares al que asistieron 400 alumnos; y un taller voluntario para construir robots que ha acabado ayudando a desarrollar prótesis robóticas.
Se han otorgado un total de ocho premios, en otras tantas categorías, con una dotación total de 129.000 euros (24.000 euros para el premio especial y 15.000 euros para cada galardón de las restantes categorías). El legado de estas tres décadas se traduce en más de 280 proyectos procedentes de toda la geografía española y que se han convertido en referente de la innovación educativa.
Educación “en el centro del debate social”
Premio Especial al Mejor Trabajo:
En busca de nuestras raíces (ESO y Bachillerato, IES Vega del Guadalete, La Barca de la Florida, Cádiz). Su coordinador, Carlos García Ramos, lo describe como “una iniciativa aparentemente incompatible con las urgencias y la inmediatez que parece imponerse hoy”. “Con la Grecia Antigua como punto de partida, la aventura que emprendimos nos llevó en muchas ocasiones a contemplar nuestro propio reflejo, al reconocimiento de los valores culturales de otros pueblos y a la absoluta necesidad y obligación de integrar esos valores en nuestra propia cultura”.
Este profesor cita a Giner de los Ríos: “las obras lentas son duraderas”. En su opinión, estos galardones “confirman que la educación puede colocarse de nuevo en el centro del debate social, que existe la voluntad real de reivindicar nuestra profesión y que es posible el tan esperado consenso en materia educativa”.
Premio para el segundo ciclo de Educación Infantil:
El cambio climático (CEIP San Agustín, Casas Ibáñez, Albacete). “Los niños de 5 años han sido capaces de trasmitir a sus familias mensajes sobre el cuidado del medio ambiente que de otra manera pasarían inadvertidos”, dice Catalina Navarro, la profesora responsable del proyecto, que defiende “el papel protagonista” del alumno en el aprendizaje, y con las tecnologías propias de la era actual: “No podemos seguir educando en el siglo XXI con pedagogías del XIX”.
Premios para Educación Primaria:
Proyecto Leescribo (CEIP Margarita Salas, Arroyo de la Encomienda, Valladolid). Para su coordinador, Pedro Jesús Serrano La Roda, el galardón a este proyecto concebido para mejorar la expresión escrita de los alumnos es “para los maestros que hacen de la lectura la mejor herramienta para enseñar a escribir; iniciamos en la escritura como quien enseña artesanía, quitando barro de aquí y poniéndolo allá, modelando con manos de artesano, hasta conseguir la vasija que sueñas; enseñamos a pensar, a hablar, a buscar y a ordenar antes de redactar”.
Don Quijote entre cifras y letras (Colegio Amor de Dios, Cádiz). Su autora, Inmaculada Espinosa Quintana, quería que los alumnos salieran de clase con “más curiosidad que deberes”, y recurrió a un personaje “que deja huella” para enseñar Matemáticas y Lengua a través de las aventuras y desventuras del famoso hidalgo. Ella quiere “una educación sin necesidades, en la que todos convivan de igual modo, en la que las diferencias marquen la normalidad, en la que aprendan con cada rincón del aula, con cada palabra, con cada compañero, con cada maestro… Una educación que construya una sociedad definida por la tolerancia, el respeto y la libertad”.
Huertos matemáticos, coros y robots
Premios para la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional, Enseñanzas Artísticas Profesionales, Enseñanzas de Idiomas en Escuelas Oficiales y Enseñanzas Deportivas:
Plantando números (IES Salvador Sandoval, Las Torres de Cotillas, Murcia). Pedro Peinado Rocamora decidió trasladar las clases al huerto, donde los alumnos de Diversificación Curricular, además de cultivar hortalizas, toman datos para después operar con ellos y entender la relación entre matemáticas y vida cotidiana: “Fue el enésimo intento de buscar alternativas a la pizarra. Una fusión real entre tradición y tecnología como vehículo para hacer accesibles las matemáticas”, explica Peinado, convencido de que “tenemos un sistema educativo con posibilidades de mejora, pero del que nos tenemos que sentir orgullosos”.
Letras vivas (IES Santamarca, Madrid). Un proyecto que “ha integrado humanidades, tecnología, artes escénicas, plásticas y aplicadas. Y naturalmente, la música”, explica su autora, María Luisa Orea Malo. “Diversos personajes vestidos con los ropajes de la época nos han hablado, recitado y explicado sus funciones en las obras (…) Para mostrar la diversidad humana del Centro y su riqueza lingüística y cultural, alumnos y profesores leyeron el primer párrafo de El Quijote en 26 lenguas o modalidades lingüísticas diferentes. Se ha fomentado la participación, el trabajo en equipo, la responsabilidad personal y social, el interés por la lectura y la integración de culturas y tradiciones”.
Convivencia-encuentros coros escolares (CPEE La Alegría, Monzón, Huesca). Los alumnos de este centro no podían participar en el programa de Coros Escolares de Aragón, así que las autoras de este proyecto, coordinado por Rosa María Lanau, decidieron que el centro sería anfitrión de la celebración. En un solo trimestre los alumnos, con necesidades especiales, lo prepararon todo para recibir a 400 personas del resto de la provincia de Huesca, además de ensayar su propia canción.
EduMakers (IES Vegas Bajas, Montijo, Badajoz). Antonino Vara Gazapo profesor de educación física, ha montado un «club de robótica» al que los chicos asisten de forma voluntaria, un lugar en el que crear a través de las tecnologías que incluso tiene impacto fuera del centro: los EduMakers han aportado robots y cámaras para crear una visita virtual al Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), y han colaborado al desarrollo de juguetes para niños con parálisis cerebral. Vara, que pidió más espacios donde desarrollar este tipo de proyectos, y más horas de coordinación entre profesores, recordó que muchas de las actividades realizadas han sido ideas de los alumnos, “siguiendo el lema de nuestro proyecto: no aprendas a programar, aprende a pensar”.
Para conocer todos los detalles de los ocho proyectos galardonados, descargue el catálogo de la XXXII edición de los Premios Francisco Giner de los Ríos en este enlace