Una app para el seguimiento de jóvenes con problemas de salud mental durante el confinamiento

La aplicación para teléfonos móviles denominada EVAMBU se había validado ya en estudios previos, pero el confinamiento ha brindado una buena ocasión para utilizarla en un escenario real de seguimiento psicoterapéutico a distancia obligado por  el coronavirus. El psicólogo clínico Félix Inchausti trabaja en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil de Logroño y la ha utilizado para hacer seguimiento a un grupo de 15 niños y adolescentes de entre 7 y 17 años con distintos problemas de salud mental. “Ya teníamos previsto trabajar con esta aplicación, pero debido al estado de alarma, hemos decidido utilizarla para monitorizar el estado psicopatológico de un grupo de niños y adolescentes especialmente vulnerables. La app también nos ha permitido mantener un vínculo psicoterapéutico estrecho con ellos a través de un medio que, además, les resulta muy atractivo y, sobre todo, detectar situaciones de riesgo ante las que hemos podido intervenir de forma rápida y efectiva por videollamada o incluso con visitas presenciales”.

Funcionamiento de la app

La app permite formular preguntas adaptadas a las necesidades de cada caso sobre el estado de salud mental y el bienestar emocional de los usuarios. “Aunque depende del caso, por lo general hemos decidido preguntar al menor en tres momentos del día: al despertarse, para saber cómo ha dormido y cómo se encuentra de ánimo; después de comer y antes de acostarse. Además de para saber cómo se encuentra, este ciclo nos permite también controlar sus horarios y rutinas”. El número de alertas de la app también se adapta a las características clínicas del caso: “En algunos niños y niñas sabemos que responder a este tipo de preguntas puede generarles más ansiedad, por lo que es preferible limitar su uso a una sola alerta al día e incluso con la supervisión de un adulto”.

La edad del usuario también se tiene en cuenta a la hora de diseñar las alternativas de respuesta, utilizando escalas con números (por ejemplo, ansiedad de 0 a 4) o caritas con distintas expresiones emocionales para los más pequeños.

Para lograr una mayor adherencia al uso de la aplicación, es importante la colaboración de las familias. En algunos casos, para garantizar la motivación y la sinceridad de las respuestas, es preciso acordar con los padres cuándo, dónde y cómo podrán conocer las respuestas de su hijo. “En aquellos casos con una alta preocupación parental por el estado del menor esto es crucial”, explica.

Inchausti considera que la app resulta útil, pero añade que es una herramienta que debe ser aplicada por profesionales bien cualificados y nunca de forma aislada sino en coherencia con un plan individualizado y consensuado de tratamiento : “A nosotros nos ha ayudado a detectar situaciones de riesgo que han requerido que hiciéramos consultas adicionales por videollamada o presenciales con las debidas medidas de protección, pero en todos los casos, el seguimiento diario con la app ha sido complementado con consultas telefónicas como mínimo semanales ”.

La experiencia ha servido para identificar también algunas situaciones en las que la utilización de la app puede estar contraindicada. “Si se detecta un mal uso de la aplicación o del propio móvil, ya sea porque el menor no responde con sinceridad, utiliza el móvil para jugar, aumenta su dependencia al móvil o a incluso al psicoterapeuta,  optamos por renunciar a utilizar la app para evitar riesgos”, explica el psicólogo clínico.

Estudio de validación

La muestra inicial del estudio de validación estuvo compuesta por 1.790 estudiantes de entre 14 y 18 años de La Rioja. Entre ellos se extrajo la muestra de “riesgo”, conformada por 120 participantes, en 4 grupos de 30-40 personas, que se seleccionaron a partir de las puntuaciones obtenidas para evaluar el riesgo de psicosis, conducta suicida, consumo de sustancias estupefacientes y problemas de hiperactividad y atención;  también se añadió un grupo de alta capacidad intelectual de 30-40 participantes, atendiendo a que la diversidad y su atención no solo se pueden focalizar en alumnos con “dificultades” por debajo de la campana de Gauss sino también por arriba; y, por último, se seleccionó a un grupo de comparación de 40 participantes.

El 15,5% de los participantes presentó una elevada sintomatología depresiva; el 7,7% de los adolescentes obtuvo puntuaciones de riesgo en dificultades emocionales y conductuales; 1 de cada 3 estudiantes fue víctima de conductas de bullying, mientras que 1 de cada 10 estudiantes fue víctima de conductas de ciberbullying graves; y entre el 2% y el 3,8% de la muestra se encontraría en un nivel de gravedad alto de conducta suicida (pensamientos, ideas, actos).

Aquellos jóvenes con problemas de salud mental mostraban peores resultados en rendimiento escolar, riesgo de suicidio, consumo de sustancias, niveles de autoestima, calidad de vida y satisfacción con la vida.

El equipo de Fonseca –investigador principal del proyecto- ha desarrollado además una web exclusivamente diseñada para el uso de los profesionales de la salud, en la fase inicial para psicólogos y psiquiatras. Esta web permite a los profesionales confeccionar los propios test, escalas y encuestas que posteriormente responderán los usuarios. La plataforma está diseñada para construir cualquier tipo de test auditivo o visual y preguntas diversas (abiertas, respuestas múltiples, etc.). Además, permite adaptar las preguntas a las personas con algún tipo de discapacidad.

En este proyecto también se ha desarrollado otra página web de bienestar emocional que tiene como objetivo ser referencia en el campo de la salud mental en España. Es un foro de información para padres, alumnos, maestros y profesionales (sanitarios o no). En la página web se recoge información de aspectos relacionados con la salud mental que permite la formación, información, concienciación y sensibilización de la sociedad, mediante el acceso a información actual y de calidad (guías, documentos científicos, etc.).