Ceremonia Premios de Informática 2025
Ceremonia de entrega de la edición de 2025

Los Premios de Informática celebran el potencial transformador de esta tecnología y defienden su desarrollo bajo un marco ético al servicio de la sociedad

La ceremonia de los Premios de Informática 2025 ha celebrado el potencial transformador de esta tecnología y su capacidad para empoderar a la sociedad, sin olvidar el marco ético y legal que debe orientar su desarrollo futuro. Los galardones, otorgados por la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) y la Fundación BBVA, han reconocido este pasado miércoles la excelencia de seis jóvenes científicos, las trayectorias de tres investigadores sénior y el trabajo de una empresa cuyas contribuciones ya se están aplicando en múltiples campos como el análisis de imágenes médicas, la optimización del consumo energético, la monitorización y predicción de desastres naturales, la ciberseguridad y el uso de robots para apoyar la rehabilitación de enfermos, así como el cuidado de personas dependientes.

23 octubre, 2025

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Ceremonia de Premios de Informática

2025

Convocatoria

Premios de Investigación Sociedad Científica Informática de España-Fundación BBVA

2025

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IX Edición
Premios de Investigación SCIE-Fundación BBVA

“Frente al temor de que la automatización de procesos, principalmente gracias a la inteligencia artificial, suponga la destrucción de empleos, hay desarrollos en campos como el diagnóstico por imagen médica encaminados a ampliar y enriquecer las capacidades de los profesionales actuales, sobre todo aquellos cuya actividad está basada en el conocimiento”, ha afirmado la directora de Relaciones Institucionales de la Fundación BBVA, Silvia Churruca, “una idea que enunció Douglas Engelbart, el padre del ratón, que consideraba que la ciencia informática era una herramienta eficaz para contribuir a la mejora de la sociedad ampliando esas capacidades”.

Al mismo tiempo, el desarrollo de la informática no puede realizarse “de cualquier manera o a cualquier precio” —ha resaltado Churruca— sino desde una fundamentación ética y legal que aborde los peligros potenciales de tecnologías tan disruptivas como la inteligencia artificial: “Los riesgos de esta revolución solo podrán afrontarse con el diálogo y la colaboración interdisciplinar entre los investigadores informáticos y los de otros campos, sobre todo en el ámbito de las ciencias sociales y las humanidades, con el objetivo de que la informática esté siempre al servicio de los ciudadanos”.

Por su parte, el presidente de la SCIE, Francisco Quiles, ha celebrado “la extraordinaria calidad científica de todos los galardonados”, quienes con este acto reciben “un merecido homenaje a sus esfuerzos y sacrificios personales, fruto de una trayectoria profesional marcada por la entrega y la excelencia”.

En un momento de “profunda preocupación” en el que en países avanzados “se niegan evidencias científicas, como son el cambio climático o la revolución que han supuesto las vacunas para la mejora de la duración y la calidad de la vida de los seres humanos”, el presidente de la SCIE ha defendido la importancia fundamental de acercar la investigación a la sociedad para que “el mundo sea cada vez más consciente de los avances científicos y su influencia en nuestras vidas”.

Galardonados por su creatividad, originalidad y excelencia

Creados en 2017, el objetivo de los Premios de Investigación SCIE-Fundación BBVA es reconocer la creatividad, originalidad y excelencia de los científicos que están impulsando la investigación de vanguardia en este campo tan fundamental de nuestro tiempo. Comprenden dos modalidades: los Premios Investigadores Jóvenes en Informática reconocen anualmente a seis científicos menores de 30 años que trabajen en España, autores de las mejores tesis doctorales en el área; y los Premios Nacionales de Informática, concedidos por la SCIE desde 2005 y entregados conjuntamente con la Fundación BBVA desde 2018, que se otorgan a investigadores, entidades públicas y privadas que han dedicado su labor al estudio, fortalecimiento y divulgación de la informática.

En la modalidad de Investigadores Jóvenes en Informática, los galardonados son: Verónica Álvarez Castro, investigadora posdoctoral en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE. UU.); Juan Luis Herrera González, investigador posdoctoral Marie Skłodowska-Curie en la Universidad Técnica de Viena (Austria); José María Jorquera Valero, investigador posdoctoral en el Departamento de Ingeniería de la Información y las Comunicaciones de la Universidad de Murcia; Marcos Lupión Lorente, Research Associate de Inteligencia Artificial y Seguridad en la Escuela de Computación de la Universidad de Úlster (Reino Unido), Raúl Murillo Montero, ingeniero de software sénior en Siemens EDA (Siemens Digital Industries Software); y Víctor Manuel Vargas Yun, profesor sustituto en el Departamento de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Córdoba.

Los galardonados con los Premios Nacionales de Informática son: Inmaculada García Fernández, catedrática de Arquitectura y Tecnología de Computadores en la Universidad de Málaga (Premio José García Santesmases); Diego Gutiérrez Pérez, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad de Zaragoza (Premio Aritmel); Faraón Llorens Largo, catedrático de Escuela Universitaria de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de Alicante (Premio Ramón Llull); y la empresa madrileña Inrobics Social Robotics (Premio Ángela Ruiz Robles).

Una informática confiable y siempre al servicio de la sociedad

Durante la ceremonia, los galardonados han aludido al enorme impacto transversal de la informática, que, según han recalcado, debe estar siempre al servicio de la sociedad. Marcos Lupión Lorente trabaja para desarrollar soluciones para personas mayores, con dependencia o con discapacidad, como pulseras que anticipan crisis epilépticas o sistemas de vigilancia para detectar caídas en tiempo real sin invadir la privacidad de las personas que los usan. “Tecnologías como el internet de las cosas, la inteligencia artificial y la computación de altas prestaciones están impulsando la revolución industrial del siglo XXI”, ha declarado en su discurso. “Pero, más allá del progreso técnico, lo que de verdad nos mueve es la posibilidad de transformar ese conocimiento en bienestar, autonomía y salud para las personas”.

Los beneficios que puede aportar la informática en el ámbito de la salud también se han puesto de manifiesto en la intervención de Fernando Fernández Rebollo, Chief Scientific Officer (CSO) y socio fundador de la empresa Inrobics, galardonada por su aplicación pionera de las nuevas tecnologías al cuidado y la rehabilitación de pacientes. “Nuestros robots y sistemas virtuales”, ha explicado, “ya ayudan a miles de personas en hospitales, centros educativos y residencias; ayudan a la mejora de las capacidades funcionales de niños con parálisis cerebral, al incremento de las capacidades sociales de niños con trastorno del espectro autista, a la recuperación del tono muscular de adultos con lesión medular o al envejecimiento activo de nuestros mayores. Todo ello tiene un impacto directo en las personas que demuestra cómo la tecnología informática puede ser un motor de mejora de la calidad de vida de todas las personas.”

Por su parte, José María Jorquera Valero ha incidido sobre la importancia de que las tecnologías generen confianza. El premiado trabaja para establecer mecanismos que aseguren que la transferencia de información en redes de telecomunicaciones descentralizadas, como las actuales, se pueda realizar de forma fiable, y ha destacado que “el impacto de la investigación en informática se mide en la tranquilidad de que los servicios que usamos no van a fallar cuando más los necesitamos”. “La informática es un espejo de la sociedad: nos conecta, nos reta y nos transforma”, ha afirmado, aportando comunicaciones que se convierten en esenciales, pero también una dependencia que nos vuelve vulnerables cuando estos servicios se paralizan. Su disciplina, ha concluido, “debe estar al servicio de la sociedad y de los valores que compartimos como humanos: seguridad, confianza y esperanza en un futuro mejor”.

Modelos de inteligencia artificial más responsables, justos y explicables

En la misma línea ha intervenido Verónica Álvarez Castro, cuya investigación se enmarca en la inteligencia artificial. Esta área, ha declarado, “no solo genera conocimiento, sino también herramientas que transforman la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos”. En su trabajo, diseña algoritmos capaces de adaptarse a los cambios que ocurren con el tiempo, aplicables, por ejemplo, a la predicción del consumo de energía según la variación de los hábitos de consumo con el clima o el día de la semana. Además, sus técnicas estiman cuánta incertidumbre hay en la predicción, lo que permite tomar decisiones más seguras. “Resulta esencial —ha continuado— seguir apoyando la investigación en general, y en inteligencia artificial en particular, para aprovechar sus enormes posibilidades y también para garantizar que se desarrolle de manera responsable y al servicio del bien común”.

La investigación de Víctor Manuel Vargas Yun, también dentro del campo de la inteligencia artificial, se centra en desarrollar nuevos modelos y metodologías para resolver problemas de clasificación ordinal a partir de imágenes, y se puede aplicar al ámbito médico para determinar el grado de gravedad de una enfermedad en base a las imágenes de las pruebas diagnósticas. En su discurso ha puesto el foco sobre la responsabilidad que conlleva trabajar en una disciplina que “se ha convertido en una infraestructura esencial del siglo XXI”, ha resaltado, aludiendo a “la desinformación, los sesgos o los usos poco éticos” a los que da pie la inteligencia artificial. En este contexto, ha defendido, “es fundamental trabajar no solo en modelos más potentes, sino también en modelos más explicables, justos y transparentes, y hacerlo en colaboración con la sociedad en su conjunto”.

Por su parte, Diego Gutiérrez Pérez ha definido la informática como “el tejido invisible que conecta el mundo”, recalcando que este campo “va a jugar un papel fundamental en la forma en que redefinimos nuestra sociedad”. Su investigación se ha centrado en cómo desarrollar algoritmos que permitan superar los límites físicos de los dispositivos de captura de imágenes, logrando imágenes fuera de la línea de visión, por ejemplo de escenas ocultas tras una esquina, o invisibles debido a la presencia de medios como el humo o la niebla. Las aplicaciones de estos avances abarcan campos muy diversos, desde la imagen médica, la conducción autónoma y la robótica hasta la planificación de rescates e incluso la inspección remota de cuevas lunares. La trascendencia de la informática en nuestras vidas, ha recalcado Gutiérrez, implica “enormes retos, no solo técnicos sino también éticos, que debemos afrontar con creatividad y responsabilidad”.

El potencial de la informática para abordar el reto climático

Sin olvidar los “grandes peligros” que conlleva la informática en materia de privacidad de datos o ciertos usos de la inteligencia artificial, Juan Luis Herrera González ha afirmado que “si hay un reto clave en esta época es el climático”. El galardonado trabaja para mejorar y expandir lo que hoy conocemos como “la nube”, empleando las llamadas infraestructuras del continuo para colocar partes de las aplicaciones en dispositivos más cercanos al usuario en lugar de tener un centro de datos centralizado en otro país. Aunque todos estos peligros son complejos y requerirán soluciones multidisciplinares, el desafío del clima “es un reto en el que la informática aún tiene mucho que decir”, ha destacado el premiado, a la hora de lograr que las aplicaciones y programas sean no solo más rápidos y económicos, sino también más sostenibles.

Como ha constatado Raúl Murillo Montero, “la demanda de cómputo crece sin parar, y los centros de datos representan ya una parte importante del consumo energético global”. Por ello, este joven premiado dedica su investigación a mejorar la forma en la que los ordenadores realizan las operaciones matemáticas, con el objetivo de hacerlas más eficientes en cuanto a tiempo y energía y a la vez aumentando la precisión. “Detrás de estos avances —ha mantenido— hay una idea sencilla, pero poderosa: podemos hacer más, con menos”, algo que “hoy más que nunca es fundamental”. La informática, ha concluido el premiado, “está en la base del progreso científico, la innovación industrial y muchos de los avances que mejoran nuestra vida cotidiana. Pero este progreso no depende solo de aumentar la potencia de los dispositivos, sino de repensar los fundamentos sobre los que construimos nuestros avances”.

La importancia crucial de la educación informática

Finalmente, los premiados también han resaltado la importancia crucial de la educación informática en un momento en el que las tecnologías digitales desempeñan un papel tan importante en nuestra sociedad. “La informática”, ha resaltado Inmaculada García Fernández, “es hoy un elemento esencial para el progreso de la sociedad”. Su propia investigación en computación de altas prestaciones ha reflejado el amplio impacto transversal de la informática, al contribuir al desarrollo de aplicaciones en campos tan variados como el diseño de fármacos y la predicción de desastres naturales. Por ello, la galardonada ha resaltado que “la informática es también una disciplina científica madura, que debe estar presente en los planes educativos de todos los niveles, no solo como instrumento, sino como conocimiento fundamental”.

Por su parte, Faraón Llorens Largo —galardonado por sus contribuciones a la innovación pedagógica en el campo de la informática, centradas en el uso de tecnologías inteligentes para mejorar y personalizar el aprendizaje—, ha recalcado que nuestra sociedad necesita “ingenieros informáticos capaces de entender la tecnología de forma crítica, con criterio ante su diseño, aplicación y consecuencias”. Las tecnologías digitales “configuran el mundo en que vivimos y nuestro propio comportamiento”, y por ello “quienes enseñamos e investigamos en informática tenemos un compromiso ineludible: que la informática, y en especial la inteligencia artificial, estén siempre al servicio de las personas”.

Jurado

El jurado ha estado presidido por Francisco Tirado Fernández, catedrático de Arquitectura y Tecnología de Computadores en la Universidad Complutense de Madrid, presidente de honor de SCIE y Premio Nacional de Informática 2013; e integrado por: Eduard Ayguade Parra, catedrático de Arquitectura y Tecnología de Computadores en la Universitat Politècnica de Catalunya y Associate Director en el departamento de Ciencias de la Computación del Barcelona Supercomputing Center; Paloma Díaz Pérez, catedrática de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad Carlos III de Madrid; José Ramón Dorronsoro, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad Autónoma de Madrid; María de los Ángeles González Navarro, catedrática de Arquitectura y Tecnología de Computadores en la Universidad de Málaga; Santiago MazuelasIkerbasque Research Associate Professor en el Basque Center for Applied Mathematics (BCAM); Francisco José Quiles Flor, catedrático de Arquitectura y Tecnología de Computadores en la Universidad de Castilla-La Mancha y presidente de SCIE; Nieves Rodríguez Brisaboa, catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidade da Coruña y Premio Nacional de Informática 2019; Ana María Moreno Sánchez-Capuchino, catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad Politécnica de Madrid; y Elena María Navarro Martínez, catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad de Castilla-La Mancha, tesorera de SCIE y vicepresidenta de SISTEDES.