La mayor participación de las mujeres en la población activa y la eliminación de los techos de cristal es uno de los objetivos políticos de muchos países, incluyendo España. Una fiscalidad diferenciada por género puede ser una alternativa a otras políticas como las cuotas, la discriminación positiva y las subvenciones para guarderías. Además, la aplicación de beneficios fiscales a las mujeres trabajadoras también respetaría los principios fiscales de optimalidad y resultaría menos costosa para los presupuestos. A la hora de diseñar una política de familia que tenga en cuenta los papeles de cada género, el legislador debería ser consciente de las diferencias culturales y evitar la ingeniería social.